Frances Moore (IFPI) reclama el valor de la música, los sellos y artistas en la era digital

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Frances Moore IFPI

Artículo de Frances Moore, directora ejecutiva de la IFPI traducido por Promusicae. (Las negritas son puestas IM.es para destacar datos de interés)

29 de julio de 2015

Últimamente se ha hablado mucho de los pagos que los artistas reciben cuando se reproduce su música en las páginas de streaming. Los críticos esgrimen que los artistas reciben menos dinero del que percibían hace una década en pagos de royalties. Esto es cierto, tristemente, pero es preciso situar esta realidad en el contexto de una disminución de más de un tercio del valor de la música grabada en ese período.

La IFPI quería ofrecer algunos datos a este debate y acometió un estudio, verificado de forma independiente por BDO LLP, para entender mejor lo que está pasando. El estudio concluyó que los productores discográficos realmente han salvaguardado lo mejor que han podido los ingresos de los artistas a la vez que han reconstruido sus negocios para la era digital.

La IFPI comprobó que, aunque los pagos a artistas han descendido en los últimos cinco años, la caída ha sido sustancialmente menor que la que se ha producido en los ingresos por ventas. Esto significa que la remuneración del artista en realidad se ha incrementado en proporción a los ingresos de las compañías discográficas en los últimos cinco años.

El estudio de la IFPI indagó sobre los pagos a artistas nacionales de compañías discográficas de 18 mercados del mundo. Se vio que los ingresos de la industria en esos países habían disminuido un 17% entre 2009 y 2014, mientas que los pagos a artistas lo habían hecho solo un 6%. Esto significa que la proporción de ingresos de las compañías discográficas que se pagaron a los artistas locales en esos mercados se incrementó un 13% en cinco años.

La cuestión no es que los artistas estén obteniendo menos pagos por royalties de los servicios digitales, que no es así, sino que el mercado de la música grabada en su conjunto se ha contraído, lo que supone menores ingresos para todos los afectados.

Los productores discográficos han sido cualquier cosa menos complacientes con esta situación. La industria ha reinventado sus modelos de negocio y ha otorgado licencias sobre más de 40 millones de temas a más de 450 servicios de música digital de todo el mundo.

Los servicios por suscripción son, hoy día, el sector de más rápido crecimiento dentro del negocio digital, y allí donde estos servicios tienen más éxito, los artistas también se  benefician de ello. En Suecia, país en el que destacan las suscripciones, los artistas locales han visto aumentar sus pagos en un 111%, mientras que su equivalente en los ingresos de los productores discográficos ha crecido un 47%. Un mercado en recuperación asiste a un aumento de pagos a los artistas en términos absolutos.

En segundo lugar, el verdadero valor de la compañía discográfica como inversor primario en artistas queda en el olvido con demasiada frecuencia. Las compañías discográficas han mantenido su papel vital de inversión inicial en artistas. Y, contrariamente a lo que algunos sugieren, estos costes no han disminuido significativamente en la era digital.

Según datos hechos públicos por la IFPI, la proporción de ingresos de las compañías discográficas invertida en A&R y marketing se desplazó del 28% al 27% entre 2008 y 2013. A pesar de la presión sobre su recaudación, las compañías discográficas han blindado la parte de ingresos destinada al descubrimiento, apoyo y promoción de artistas.

No hay otro actor que asuma más riesgos financieros que los productores discográficos a la hora de apoyar a nuevos talentos artísticos. En un mercado con una competencia feroz, donde la mayoría de las grabaciones no se convierten en éxitos comerciales, su inversión es esencial para ayudar a los intérpretes a llegar a un público masivo. Es por este motivo que la mayoría de los artistas que no han fichado por discográficas, un 70% según el último estudio publicado, desean hacerlo.

Algunos han mencionado que el 50% de los ingresos de los servicios de streaming van a parar a las compañías discográficas, pero esta cifra no tiene en cuenta los costes en que estas incurren. Las cifras citadas por el órgano de la industria discográfica francesa, SNEP, muestran que después de deducir los gastos, la cuota de los productores es menor que la de los artistas.

Es cierto, no obstante, que no se está pagando bien a los artistas y los productores discográficos ni de forma justa por el uso de su música. Y esto es así porque las plataformas de usuarios, como SoundCloud y YouTube, se están aprovechando de excepciones de la legislación sobre propiedad intelectual que simplemente, no les corresponden.

Leyes que fueron diseñadas para eximir de responsabilidad a los intermediarios pasivos en los primeros tiempos de Internet, los llamados «puertos seguros», nunca deberían permitir que servicios musicales digitales activos estuvieran exentos de tener que negociar unas licencias razonables con los titulares de derechos. Debería aclararse la aplicación de los «puertos seguros» para que quede patente que los servicios que distribuyen y monetizan música no pueden beneficiarse de ellos.

Aparte de la piratería, este «vacío de valor» es el principal problema que afecta a los ingresos de artistas y productores hoy día.

La industria discográfica ha evolucionado en la última década hasta quedar casi irreconocible, respondiendo así a la transformación del modo en que los consumidores acceden a la música. Sin embargo, conseguir un pago justo por nuestra música sigue siendo el mayor reto al que todos nosotros nos enfrentamos.

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