«El COVID nos hizo empezar a pensar modelos de negocios que antes nos hubiesen parecido insólitos»

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Una de las ideas más interesantes planteadas en la tercera jornada de Selector Pro Digital (titulado “Las nuevas configuraciones del sector”) fue planteada por la host general de la jornada, Bárbara Paván (de la distribuidora Altafonte). Según ella, el párate generalizado de la música en vivo y sus correspondientes consecuencias no han hecho más que acelerar procesos que ya estaban siendo pensados o trabajados previamente. 

El streaming de shows en vivo es, probablemente, el ejemplo más emblemático de esta idea. A fines de 2019, en Argentina ya se podían ver destacados conciertos en vivo a través de algunas plataformas de televisión satelital. En el contexto actual, que ha convertido a 2020 en el año más raro de nuestra historia reciente, eso no ha hecho más que profundizarse precipitadamente, a la fuerza. Y aunque todavía hay mucho camino por recorrer en ese aspecto, los conciertos online ya se piensan como un nuevo modelo de negocio adaptado a las posibilidades actuales, pero que en un futuro se complementará con el consumo presencial de música en vivo.

Esa necesidad de repensar algunas de las bases de la actividad musical ha multiplicado preguntas y discusiones, pero sobre todo ha habilitado el ensayo y error como método para atravesar la incertidumbre de un momento desconocido.

En su breve pero esclarecedor segmento, Paul Brindley, uno de los fundadores de la compañía MusicAlly, argumentó que la del streaming pago es una de las tres claves para entender las transformaciones que se están produciendo de cara a un escenario post Covid-19. Las otras son, según este especialista en el impacto de la tecnología en la actividad del sector musical, la mayor disponibilidad de tiempo para estimular el aprendizaje en sentido amplio, y la colaboración entre pares como opción natural frente a la crisis y la incertidumbre.

En ese sentido, la idea de transformación cobra una importancia central. La innovación se presenta como una herramienta inherente al desarrollo de cualquier proyecto en un contexto en el que lo digital ha cobrado una importancia definitiva, al menos hasta nuevo aviso.

En el cierre del tercer día y de todo el evento, el filósofo y escritor Tomás Balmaceda planteó que este momento de aceleración de cambios, preguntas y discusiones no sólo es una profundización de algunas variables que ya venían siendo debatidas (“estamos todo el tiempo echando mano a cosas que ya existían”, según él). También, de la mano del encierro, el valor de lo cultural ha sido resignificado a partir de una situación inédita. 

La gran buena noticia fue que el público en general empezó a entender el valor de la cultura. Esta pandemia, este aislamiento, sin música, sin podcast, sin entretenimiento, sin series, sin películas, hubiese sido una cosas completamente distinta”, señaló Balmaceda. “La cultura parecía que estaba un poco relegada, o que era una actividad ociosa, accesoria. El encierro nos hizo poner en valor esa cuestión. Y siento que también nos permitió empezar a pensar modelos de negocios que antes nos hubiesen parecido insólitos”, analizó.

Esa visión plantea intrínsecamente otra pregunta, que fue explicitada por Octavio Arbeláez, director general de CIRCULART: ¿cómo valorarán los estados la producción cultural de cara a una nueva normalidad que todavía parece lejana? 

La crisis tocará muy fuertemente los mecanismos de financiación de la cultura y las artes. ¿Cómo intervendrá el Estado? ¿Le importamos al Estado? Realmente estamos en ese contexto en el que somos los primeros en entrar en la crisis, con indicadores terribles, y seremos muy seguramente los últimos en salir”, expresó el colombiano en la primera actividad de la tercera jornada, centrada en los ejes de transformación, dinamismo y equidad.

Y allí otro interrogante. El actual contexto de transformación-profundización tiene lugar predominantemente en el ámbito digital y virtual. Aunque la brecha digital se reduce más y más con el correr del tiempo, todavía no es suficiente para garantizar un acceso equitativo. No obstante, esta también es una oportunidad de democratización de ese territorio digital, según expresó Johanna Sporn, de la Dirección Nacional de Formación Cultural del Ministerio de Cultura de Argentina.

Festejamos mucho la proliferación de ámbitos de reflexión e intercambio, y entendemos que para que nuevos escenarios en estas nuevas realidades que vienen, las ideas tienen que estar disponibles”, comentó la gestora, que puso el ejemplo de la plataforma de formación a distancia Formar Cultura, con clara intención de generar “oportunidades más dinámicas y equitativas, más inclusivas”.

Esa idea está también ligada a otra gran variable de este contexto de pandemia. Aquello que Brindley mencionaba como “colaboración” tiene que ver con ciertos mecanismos de solidaridad que se han efectivizado en los últimos meses, y que incluyen también a las audiencias como parte de una retroalimentación entre artistas y público.

En esa misma línea, Sporn apuntó a una posibilidad que, aunque utópica en sentido amplio, hoy parece mucho más cercana que hace seis meses. La regionalización forzada de la industria de la música en vivo, que estará imposibilitada de cruzar fronteras o incluso aislará grandes capitales del entretenimiento (como Buenos Aires en relación al resto de Argentina), promueve también un escenario en el que los artistas locales podrán

Pensando en términos de localía y de cercanía, y del fortalecimiento que todos estamos viendo en términos de lazos solidarios, arriesgo –y pensando también un poco con la idea de formación de públicos y comunidades- que tal vez algunas vueltas a estas nuevas normalidades nos permitan también fortalecer escenas locales, pensar algunas cuestiones fuera de la industria mainstream internacional y contactarnos y trabajar con lo inmediato, con lo cercano, que los gobiernos locales también puedan tener ese otro diálogo con los artistas locales. Pongo ahí unas fichas optimistas a que ese pueda ser un saldo positivo y un lugar desde donde trabajar en el futuro”, dijo Sporn en el cierre de su intervención.

Evidentemente, las preguntas se multiplican y quedan dando vueltas en medio de un escenario en plena transformación. Sin embargo, Selector Pro Digital ha sido otra muestra cabal de que las instancias de formación y vinculación representan un punto de encuentro necesario para una industria que es testigo de una posibilidad histórica. La de repensarse y diversificarse en medio de una crisis sin antecedentes, que habilita también a pensar en “nuevas normalidades” más equitativas y colaborativas.

Artículo escrito por Juan Manuel Pairone