David Loscos: Voctro Labs desafía los límites de la industria musical

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David Loscos
David Loscos

Artículo escrito por David Loscos (Director académico del Postgrado en Gestión del Negocio Global de la Música del UPF-IDEC (Universidad Pompeu Fabra)

A lo largo de los años la tecnología ha ido desafiando muchos de los axiomas propios de la producción y el consumo musical. Desde el uso de sintetizadores en los años 70 a la reciente incorporación de hologramas en los conciertos en directo, se han ido superando muchas creencias relacionadas con la autenticidad de la música. Pero existen todavía fronteras importantes por cruzar, y dos de ellas están siendo ya desafiadas por tecnologías desarrolladas en Voctro Labs.

Esta start-up especializada en síntesis de voz (creada por investigadores del Music Technology Group de la Universitat Pompeu Fabra) está desarrollando un proyecto ambicioso que por un lado permitiría modelizar la voz de un artista fallecido para la generación de nuevo repertorio, y por otro sistematizar el doblaje de canciones a una selección de lenguas objetivo.

Dicho de otra manera, no sólo es tecnológicamente posible poder escuchar la voz de Frank Sinatra interpretando canciones compuestas con posteridad a su muerte, sino que además se podrán generar adaptaciones a distintos idiomas de una versión original sin necesidad de que el artista las tenga que volver a interpretar de nuevo en el estudio. El impacto potencial que estas tecnologías pueden tener en la generación y consumo de contenidos musicales es enorme. Entre otros motivos porque puede suponer la superación definitiva de la barrera lingüística que impide que el mercado de la música sea realmente global.

Posiblemente no sea una herramienta útil para cualquier artista o género, pero lo cierto es que en los últimos años se ha producido una convergencia entre el resultado de humanizar la voz sintetizada y el de tratar con efectos la voz humana en el estudio. La duda es saber si el resultado final de escuchar una voz sintetizada cantar en japonés una canción grabada originalmente en inglés, español o francés será suficientemente orgánico para generar en el consumidor el impacto emocional necesario.