El gobierno del Reino Unido excluye a la música y la cultura en su nueva declaración de gastos

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El reciente anuncio de la Declaración de Primavera del gobierno del Reino Unido, presentado por la canciller Rachel Reeves, ha generado preocupación en las industrias creativas, especialmente en el sector musical y cultural. Aunque el Partido Laborista había prometido un impulso significativo para las artes británicas y la educación musical, los recortes presupuestarios anunciados parecen contradecir estas promesas, poniendo en riesgo el desarrollo de uno de los pilares clave de la economía británica.

Promesas incumplidas y recortes presupuestarios

Desde su llegada al poder con una mayoría abrumadora en julio pasado, el Partido Laborista liderado por Sir Keir Starmer presentó un ambicioso programa para revitalizar las industrias creativas. Entre sus propuestas destacaba la creación de una Red Nacional de Educación Musical, diseñada para proporcionar más recursos a padres, profesores y niños. Además, se planteó un objetivo ambicioso: aumentar el valor del sector creativo en £50 mil millones para 2030.

Sin embargo, la Declaración de Primavera reveló una serie de recortes al gasto público que afectan directamente a departamentos no protegidos como el de Cultura, Medios y Deporte. Aunque se había proyectado un incremento anual del 1.3 % por encima de la inflación para estos departamentos, Reeves anunció que este aumento será solo del 1.2 %. Esto implica una reducción significativa en términos reales para instituciones como la BBC y el Arts Council England, que son fundamentales para la creación y promoción de nueva música.

Impacto en la industria musical

El sector musical británico enfrenta desafíos importantes derivados de años de desfinanciamiento, condiciones económicas adversas y problemas relacionados con la inteligencia artificial generativa (IA). Según Roberto Neri, director ejecutivo de The Ivors Academy, los recortes ejercerán aún más presión sobre un ecosistema ya frágil. A pesar del crecimiento acelerado del sector musical desde la pandemia —casi el doble de rápido que la economía general— los compositores y letristas aún luchan por obtener beneficios justos.

Por otro lado, aunque las exportaciones musicales aumentaron un 15 % en 2024, alcanzando los £4.6 mil millones, expertos como Neri advierten que este éxito internacional podría verse amenazado si no se invierte adecuadamente en infraestructura cultural y apoyo a los artistas locales.

Preocupaciones sobre la educación musical

La falta de políticas claras sobre música y cultura en la Declaración de Primavera también ha generado inquietud entre líderes educativos como Ben Selway, director general de Access Creative College (ACC). Selway destaca que el cierre de locales independientes y el déficit presupuestario heredado por el Partido Laborista están afectando gravemente a la educación musical. Incluso artistas destacados como Ed Sheeran han pedido al gobierno que priorice este sector mediante una carta abierta firmada por otras figuras prominentes como Elton John y Harry Styles.

La educación musical no solo es esencial para preservar la cultura británica, sino también para fomentar el bienestar personal y comunitario. Sin embargo, los recortes presupuestarios podrían agravar las tendencias negativas observadas en las últimas décadas.

La amenaza de la inteligencia artificial

Otro tema crítico es el impacto potencial de la IA generativa en la industria musical. Aunque Reeves anunció inversiones en tecnologías de IA para sectores como defensa y administración pública, no abordó los riesgos relacionados con los derechos de autor en música. El debate sobre si las empresas pueden utilizar contenido protegido para entrenar modelos de IA ha generado controversia. Tom Kiehl, representante de U.K. Music, advierte que permitir acceso ilimitado a música británica bajo cambios radicales en las leyes de derechos de autor sería desastroso para una industria valorada en £7.6 mil millones.

Kiehl insta al gobierno a reconsiderar estas propuestas y proteger a los creadores musicales frente a posibles abusos por parte de empresas tecnológicas.