Live Nation introduce primeras defensas legales contra demanda del gobierno de EEUU
Live Nation ha presentado su primera refutación formal contra la demanda antimonopolio interpuesta por el gobierno de Estados Unidos. Esta acción legal, que acusa al gigante de los eventos en vivo de conducta anticompetitiva, busca forzar la venta de su negocio Ticketmaster. La respuesta de Live Nation se centra en defensas técnicas y legales, evitando las declaraciones audaces que caracterizaron sus argumentos públicos anteriores.
El equipo legal de Live Nation ha destacado varios puntos clave en su carta al tribunal. En primer lugar, argumentan que el gobierno malinterpreta la naturaleza de sus acuerdos comerciales. Según los abogados, lo que el Departamento de Justicia describe como un «acuerdo de vinculación ilegal» entre los anfiteatros de Live Nation y su negocio de promoción de conciertos es, en realidad, una «negativa a tratar». Esta distinción es crucial, ya que argumentan que tal comportamiento está protegido por la ley federal de competencia de EEUU.
Los abogados sostienen que Live Nation tiene el derecho legal de decidir con quién hace negocios, citando precedentes que respaldan «el derecho, reconocido desde hace mucho tiempo» de una empresa «a ejercer libremente su propia discreción independiente en cuanto a las partes con las que tratará». Este argumento busca reencuadrar las acciones de Live Nation como prácticas comerciales legítimas en lugar de conductas anticompetitivas.
Otro aspecto importante de la defensa de Live Nation se centra en las acusaciones a nivel estatal. La empresa argumenta que las reclamaciones presentadas por 22 fiscales generales estatales son «superficiales y concluyentes». Según los abogados, estas acusaciones carecen de detalles específicos sobre cómo Live Nation supuestamente violó las leyes estatales en cuestión. Además, argumentan que muchas de estas reclamaciones deberían ser desestimadas debido a los estatutos de limitaciones, ya que se refieren a eventos ocurridos hace más de seis años, como la fusión de Live Nation y Ticketmaster en 2010.
Esta estrategia legal contrasta con los argumentos públicos anteriores de Live Nation, que se centraban en cuestiones más amplias del mercado. La empresa había argumentado previamente que sus ganancias netas no sugieren un poder monopolístico y que el mercado de eventos en vivo es más competitivo que nunca. También habían afirmado que las propuestas del gobierno no reducirían los precios de las entradas.
El caso contra Live Nation es significativo por sus implicaciones para la industria de los eventos en vivo. Si tiene éxito, podría resultar en cambios estructurales importantes para la empresa, incluyendo la posible venta de Ticketmaster. Sin embargo, la respuesta legal de Live Nation sugiere que la empresa está preparada para una batalla legal prolongada y compleja.
A medida que el caso avanza, es probable que veamos más argumentos técnicos y legales de ambas partes. El Departamento de Justicia y los fiscales generales estatales aún no han respondido a la carta de Live Nation, pero se espera que lo hagan en el futuro cercano.
Este caso subraya la complejidad de las leyes antimonopolio y cómo las grandes empresas navegan por el panorama legal. También plantea preguntas más amplias sobre la competencia en la industria del entretenimiento en vivo y el impacto en los consumidores. A medida que se desarrolle el caso, seguirá siendo un tema de gran interés para la industria musical, los reguladores y los aficionados a los conciertos por igual.