Suno y Udio defienden uso de obras existentes para entrenar sus modelos de IA

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El CEO de Suno, la empresa de inteligencia artificial musical, ha acusado a las compañías discográficas de recurrir a tácticas legales anticuadas al demandar a su empresa por supuesta infracción de derechos de autor. Por otro lado, la Asociación de la Industria Discográfica de América (RIAA) argumenta que Suno no ha respondido adecuadamente a las acusaciones de copiar grabaciones de sonido ilegalmente.

Mikey Shulman, CEO de Suno AI, expresó su frustración con las demandas presentadas por la RIAA en nombre de sus miembros. Las discográficas acusan a Suno y a su competidora Udio de entrenar sus modelos de IA generativa con música protegida por derechos de autor sin obtener las licencias necesarias, lo que constituye una infracción de derechos de autor.

Según Shulman, la misión de Suno es democratizar la creación musical, permitiendo que cualquier persona pueda hacer música. «Nuestra tecnología es transformadora; está diseñada para generar salidas completamente nuevas, no para memorizar y regurgitar contenido preexistente. Por eso no permitimos solicitudes de usuarios que hagan referencia a artistas específicos», afirmó Shulman.

Por su parte, Udio también se defiende, insistiendo en que su tecnología está entrenada para «escuchar» grabaciones existentes y que su modelo de IA nunca «reproduciría» ninguna de esas pistas. En un blog publicado recientemente, Udio se posiciona como un campeón de los artistas, promoviendo el uso de IA para ampliar la creatividad y empoderar a los artistas. Sin embargo, la RIAA desestima esta postura como una «respuesta divagante» y acusa a Udio de construir una realidad alterna donde ser pro-artista significa robar el trabajo de otros artistas para obtener ganancias.

Según Udio, su tecnología «escucha» música existente en lugar de «copiarla», así como estudiantes escuchan música y estudian partituras, y que el objetivo del entrenamiento de su modelo es desarrollar un entendimiento de ideas musicales, los bloques básicos de la expresión musical, que no son propiedad de nadie.

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Shulman destacó que Suno intentó dialogar con las discográficas, pero en lugar de participar en una discusión constructiva, estas optaron por demandas legales, una táctica que recuerda a las acciones tomadas contra plataformas de música digital en los primeros días de la música en internet.

Sin embargo, la RIAA responde que los ganadores en la era del streaming cooperaron con artistas y titulares de derechos para licenciar música adecuadamente, mientras que los perdedores, según ellos, actuaron como lo están haciendo ahora Suno y Udio.

El argumento de Shulman de que Suno no «memoriza y regurgita contenido preexistente» parece ser un intento de desviar las alegaciones de que las pistas generadas por la IA son obras derivadas de la música utilizada para entrenar el modelo. La complejidad de definir qué constituye una obra derivada en el contexto musical añade una capa de desafío legal, ya que la creación musical humana a menudo combina múltiples obras existentes.

El debate legal principal se centra en si copiar obras existentes como parte del entrenamiento de la IA constituye un uso justo bajo la ley estadounidense. La RIAA insiste en que Suno a veces genera resultados que se parecen mucho a grabaciones protegidas por derechos de autor, aunque en su demanda, las discográficas no afirman que los resultados mismos infringen los derechos de autor, sino que estos son evidencia de que obras bajo licencia fueron utilizadas para entrenar el modelo.

Mientras Udio y Suno defienden su tecnología y su visión de un futuro musical inclusivo y creativo, la industria discográfica se mantiene firme en que cualquier uso de música protegida por derechos de autor en el entrenamiento de IA debe ser debidamente licenciado.