¿Vamos a dejar que los asiáticos nos pasen también por delante?
Artículo escrito por David Loscos, Director y Fundador de IMB International Music Business School.
¿Qué es lo que hace que la industria musical de un determinado país sea globalmente competitiva?; o expresado desde el punto de vista de la demanda, ¿qué factores determinan que los consumidores de música alrededor del mundo muestren una preferencia por las propuestas que surgen de determinados países y no de otros?, ¿Es una casualidad que EEUU, Reino Unido, Canadá, Australia, los Países Nórdicos, Francia, Alemania, tengan industrias musicales exportadoras?
De acuerdo con el conjunto de la investigación académica, la ventaja competitiva de una industria en un país se explica por varios factores: la innovación, los recursos, las competencias, la demanda local, los costes de producción, la especialización, etc. El mundo académico ha hecho mayor hincapié en un aspecto u otro en función de la visión del autor, pero lo que cabe resaltar es que una formación de calidad transversal, dinámica, continua y basada en la asimilación de competencias claves y conocimiento de la industria, se considera esencial para que una organización pueda alcanzar un nivel óptimo de competitividad internacional.
En junio del 2016 se presentó el informe de AB Music Working Group sobre la realidad y las necesidades del sector de la música en Europa. El documento es el resultado de cuatro sesiones de trabajo temáticas encargadas por la Comisión Europea a un grupo de representantes europeos de todos los modelos de negocio musicales. Una de estas sesiones estuvo centrada específicamente en el ámbito de la formación del talento creativo. En él se dice: “Education and Training is by far the most recurring theme found in the participant’s contributions. The need to improve the sector’s capacity by providing education and information tools in order to share the knowledge that is necessary to succeed in a complex and still very fragmented European market is widely recognised.”
Tradicionalmente se ha asumido que para que la formación fuera efectiva en el empeño de alcanzar una mayor competitividad era suficiente que los profesionales adquirieran una formación en aquellas áreas de actividad relacionadas con su rol en la cadena de valor. Pero no que esta formación tenía que ser multidisciplinar. Dicho de otro modo, hoy en día, el creador no sólo necesita formarse en los aspectos relacionados con la creación y la interpretación, sino también en adquirir unos conocimientos relacionados con la consiguiente gestión y explotación de su obra. Del mismo modo los editores, los productores, los managers necesitan conocer más allá de su modelo de negocio. Así lo cita el mismo informe: “The music sector is fragmented and highly sophisticated. Professionals from the publishing, the recording or the live side of the industry are too often ignorant of one another’s business models and challenges. In a converging industry, it is crucial that these gaps are filled in order to enable a generation of entrepreneurs to make the most out of any revenue stream.”
Aquellos países que llevan años desarrollando programas de formación para incrementar la competitividad de la industria musical local son casualmente los que hasta ahora mejor desempeño internacional han mostrado. Lo importante no es quien promueve esta formación (puede ser el Estado, el sector educativo privado, o las mismas empresas a nivel interno), cada país tiene su fórmula en función de su marco cultural, sino que, en la línea de lo que apunta el informe de AB Music Working Group, se asuma que resulta imprescindible.