Blockchain y Música: Aplicaciones de la tecnología blockchain en la industria musical

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El Postgrado en Gestión Empresarial de la Música, Universitat de València, que arrancará este año su 7a edición, abordará una de las temáticas más habladas este año en todas las conferencias profesionales de la industria de la música, el Blockchain. Oscar García (Real Networks Strategy Consultant) profesor del Postgrado qué imparte el contenido «Blockchain y sus aplicaciones a la música» nos deja un análisis sobre ello.

Todo el mundo (o casi todo) habla hoy de la tecnología Blockchain, la cadena de bloques que (para muchos) cambiará el mundo y la relación de los usuarios con el entorno digital. Pero, ¿qué demonios es eso del Blockchain?, ¿para qué sirve? y, sobretodo, ¿cómo puede afectar al negocio de la música?

En origen, la llegada de internet creció asociada a cierta desconfianza por parte de los usuarios que a diario buceaban en la red. Blockchain pretende terminar con los intermediarios en cualquier tipo de transacción digital, devolviendo así la confianza en un universo de trueque digital completamente nuevo. Y eso incluye también a todos los players de la industria musical.

Ya hemos leído que Blockchain, literalmente “Cadena de Bloques”, es el sistema sobre el que se asienta el Bitcoin, la moneda virtual no respaldada por ningún gobierno ni banco central. Aplicado al Bitcoin, el Blockchain es un sistema por el cual gente que no se conoce hace intercambios en internet sin intermediarios y con la confianza de que las transacciones son seguras. Dicho de otra manera, Blockchain es una especie de libro de contabilidad virtual construido a través de bloques que se van uniendo. ¿Su particularidad? Ese libro tiene una copia replicada en cada uno de los ordenadores (nodos) que sujetan el sistema Bitcoin. Todos forman parte de “la cadena”, es transparente, no hay trucos.

Pero, ¿Cómo funciona? Los bloques generan cada poco tiempo una pieza de información (prueba de trabajo) con las transacciones recientes. Con esta información (en realidad un número muy largo extraído de una operación matemática compleja), el sistema se blinda ante posibles hackers. Las operaciones (transferencias en el caso de Bitcoins), una vez que se agregan no se pueden borrar y resulta extremadamente difícil realizar cambios ya que, como veíamos antes, la información esta replicada en todos los ordenadores. Los cambios se pueden hacer, pero necesitan el acuerdo de la mayoría. La gracia del Blockchain radica precisamente ahí: la distribución de la información convierte a Blockchain en un sistema resistente a posibles ataques fraudulentos.

Blockchain no deja de ser un paso más dentro de la creciente tendencia colaborativa y descentralizada, de alguna manera, un viaje en el tiempo hasta finales de los años 90 con la llegada de Napster y el sistema de intercambio peer-to-peer. Si entonces la tecnología se puso al servicio de la música hoy, de momento, lo hace aplicado a un entorno financiero.

Vale, muy bien, pero, aparte del Bitcoin, ¿para que puede servir Blockchain? Los expertos auguran multitud de utilidades, no sólo en un entorno financiero, también en intercambio de acciones, el voto electrónico donde las identidades de los votantes   fueran imposible de falsificar y, por supuesto, para el comercio electrónico.

En el negocio de la música se empieza a ver el fenómeno Blockchain como una alternativa a conflictos tradicionalmente asociados a la industria: la distribución de royalties entre artistas y propietarios de derechos, determinar la propiedad de las obras musicales (especialmente ahora donde una sola canción puede llevar aparejados multiples autores), las licencias y distribución de catálogos en diferentes mercados…

Resulta paradójico que casi veinte años después de la revolución Napster, un fenómeno similar al peer-to-peer vuelva a tomar protagonismo y (puede) cambiar la industria musical. A diferencia de los tiempos del P2P primitivo, donde creadores y sellos fueron literalmente expoliados, en 2017 parece claro que todos los players del negocio (mejor o peor) están hoy más seguros, y, quizás, Blockchain permita un reparto más transparente.

Ya han aparecido ideas para asegurar el trabajo de los creadores y artistas basado en una especie de economía sustentada en fichas o acciones, un negocio donde el valor de cada acción esta directamente ligado al trabajo del artista. Es decir, comprar las acciones del artista implica también ser propietario de una porcentaje de sus beneficios. Cuanta más gente disfruta de su obra (por ejemplo canciones) más valor tienen tus acciones.

Con la posible llegada de la tecnología Blockchain al negocio de la música, algunos apuntan a que la figura de los intermediarios se diluirá o, incluso, desaparecerá. El artista y este modelo de “fichas” o acciones pueden permitir generar ingresos sin recurrir a  los adelantos discográficos. Además, la distribución del contenido a través del canal Blockchain permitiría a los artistas esquivar las plataformas de streaming conocidas y empezar a generar royalties en las condiciones que ellos consideraran justas.

También hay voces contrarias y muy escépticas ante una posible adopción de la tecnología Blockchain por parte de la industria musical. Aparentemente después de años de vacas flacas el mercado y la industria por fin ven en el streaming el modelo (casi) definitivo. Cada vez más usuarios ve con buenos ojos pagar una cantidad moderadamente razonable de dinero mensual por disfrutar de millones de canciones…Blockchain previsiblemente limitaría ese privilegio. Además…el streaming aniquiló casi por completo el problema de la piratería. ¿Para qué menear un asunto que parece resuelto?

El pasado 21 de noviembre el artista Gramatik lanzó una nueva manera de relación artista-fan a través de una moneda virtual (GRMTK) alcanzando 2,4 millones de dólares en menos de 24 horas. ¿Y eso que significa? Bien, técnicamente cada propietario de “monedas” tiene una porción de todo lo que genere el artista (derechos y royalties). El valor de tu “moneda” varía en función de la oferta y demanda de la obra en cada momento…una especie de “Bolsa” aplicado a las canciones.

En definitiva, un sistema Blockchain aplicado al negocio de la música podría, por ejemplo:

1/ Distribuir royalties de manera transparente entre artistas y propietarios de derechos

2/ Determinar la propiedad de las obras musicales. Administrar un mecanismo descentralizado donde todos los actores de la industria creativa puedan interactuar y hacer negocios sin intermediarios.

3/ Catalogar de manera eficiente millones de canciones y sus creadores

4/ Controlar y agilizar de manera efectiva las liquidaciones de las sociedades de gestión de derechos.

5/ Crear plataformas de engament entre artistas y fans que además permitan descubrir nuevos talentos. Blockchain desde un punto de vista económico puede democratizar la relación Artista-Fan. En la coyuntura actual los fans desean que sus artistas favoritos crezcan (vendan) cuanto más mejor. Con Blockchain, cuanto más canciones (o merchandising, etc) venda el artista…mayor valor tendrán tus “fichas”. El artista gana…y tú también.

6/ Construir una nueva plataforma de streaming sujeta a un principio peer-to-peer donde los ingresos generados por cada stream no sólo irán al artista sino también a los propios usuarios que escuchan su música.

Resulta prematuro conocer el futuro de Blockchain aplicado a la música. Lo que si es seguro es que oiremos hablar de ello.

Plazo de preinscripción hasta el 18 de Diciembre de 2017

Puedes cumplimentar la preinscripción  AQUÍPara cualquier duda sobre la preinscripción o matrícula puedes escribir a laura.ramirez@fundacions.uv.es o llamar al 962 057 956 

Más información sobre el programa y profesoradohttp://songsforever.es/postgradomusica/

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