Comisión Europea pone la mira sobre la adquisición de Downtown por parte de UMG

La industria musical europea enfrenta una encrucijada crítica tras la propuesta de adquisición de Downtown Music Holdings por parte de Universal Music Group. Este movimiento, que otorgaría a Universal el control de plataformas clave de distribución y gestión de derechos como FUGA, CD Baby, Songtrust y Curve, ha encendido las alarmas entre reguladores, parlamentarios y, especialmente, en el sector independiente. El trasfondo de esta operación revela tensiones profundas sobre la concentración de poder, el acceso a datos estratégicos y el futuro de la diversidad cultural en el entorno digital.
Aurore Lalucq, presidenta de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, ha dado un paso inusual al solicitar formalmente a la Comisión Europea que se pronuncie sobre la operación. Lalucq subraya que el mercado musical es vital para la Unión Europea y recuerda que más del 80% de la música nueva es publicada por micro, pequeñas y medianas empresas. Estas entidades dependen de un mercado abierto para innovar y dar visibilidad a los artistas europeos, algo que, según advierte, está amenazado por la consolidación “al estilo de una apisonadora” y la “desmonetización masiva” de ciertos catálogos en los servicios de streaming.
El trasfondo de la preocupación radica en los recientes cambios en los modelos de pago de plataformas como Deezer, Spotify y Amazon, impulsados por la presión de grandes discográficas, en particular UniversalMusic Group. Estos cambios han modificado la forma en que se reparten las regalías, favoreciendo a los grandes catálogos en detrimento de sellos independientes y artistas autoeditados. La adquisición de Downtown no solo daría a Universal un mayor control sobre la distribución musical, sino también acceso detallado a los datos de sus rivales independientes, lo que incrementaría aún más su poder en el ecosistema del streaming.
Según las normas de control de fusiones de la UE, una operación debe notificarse a la Comisión Europea si ambas partes superan ciertos umbrales de facturación: €5.000 millones a nivel mundial y más de €250 millones en la UE para cada empresa. Universal cumple sobradamente con estos requisitos, pero Downtown parece no alcanzar el umbral europeo, en parte porque muchos de los ingresos facilitados por FUGA no pasan directamente por sus cuentas, sino que son canalizados a través de acuerdos con terceros como Merlin. Esto complica la supervisión directa por parte de la Comisión, aunque los reguladores nacionales, como los de Países Bajos y Austria, ya han iniciado investigaciones propias.
El mecanismo de remisión del artículo 22 de la UE permite que los Estados miembros trasladen casos a la Comisión si consideran que una fusión amenaza la competencia transfronteriza. Es precisamente lo que reclaman los actores independientes, que ven en esta adquisición un riesgo sistémico para la diversidad y el acceso al mercado musical europeo.
Lalucq plantea a la Comisión cuatro acciones concretas, calificándolas de “esenciales” y “urgentes”:
– Una investigación detallada sobre la adquisición de Downtown, ante la posible amenaza a la competencia.
– Un análisis sobre las reformas en el modelo de pagos del streaming y la influencia de Universal.
– La creación de nuevos poderes para intervenir en fusiones clave que no alcancen los umbrales actuales.
– Una evaluación sobre la idoneidad de las normas de competencia para sectores culturales, donde la concentración puede tener consecuencias únicas.
La Comisión Europea tiene seis semanas para responder, en un contexto de máxima presión política y mediática. El precedente de la compra de EMI por Universal en 2011, que solo fue aprobada tras exigir desinversiones significativas, sugiere que la Comisión podría imponer condiciones estrictas o incluso bloquear la operación si concluye que amenaza la competencia y la diversidad cultural.
El contexto bursátil añade tensión: las acciones de Universal han caído desde su máximo reciente, reflejando la incertidumbre sobre la viabilidad de sus planes de expansión y el posible impacto de una intervención regulatoria. El CEO Lucian Grainge, cuya continuidad está ligada a objetivos de desempeño accionario, enfrenta así una coyuntura compleja, justo antes de la próxima presentación de resultados trimestrales.
La adquisición de Downtown por Universal Music es mucho más que una simple operación corporativa. Representa un test crucial para la política de competencia europea, el futuro de la música independiente y la capacidad de la UE para proteger la diversidad cultural frente a la concentración de poder en la era digital. Las próximas semanas serán decisivas para el equilibrio de fuerzas en la industria musical europea y para la credibilidad de las instituciones comunitarias como garantes de un mercado justo y plural.