David Loscos: Diez años formando profesionales del negocio de la música

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La semana pasada se llevó a cabo la celebración del 10mo Aniversario del Postrado de Gestión de Empresas de la Industria de la Música del Idec, un programa de carrera desarrollado por su director, David Loscos. Un profesional con experiencia en multinacionales como Sony BMG o la en su momento fundada por Universal Music y Prisa, MuXXIc Latina. Tras esa etapa la relación profesional de David ha girando entorno al desarrollo de nuevos profesionales del sector, por ello hemos querido conocer sus motivaciones y aprendizaje durante estos primeros años llevando a múltiples alumnos al mundo laboral del negocio de la música. Postgrado Música Prácticas

IM: ¿Qué te impulsó a fundar el Postgrado?  

DL: En 1999 tuve la suerte de poder cursar en Liverpool la primera edición del MBA en Industrias de la Música que se impartió en el mundo, y para mi resultó ser una experiencia tan fantástica como reveladora: alumnos de distintas nacionalidades acudimos a recibir una formación especializada sobre la gestión del negocio de la música porque en nuestros respectivos países de origen no había nada parecido. Lo cierto es que los anglosajones llevaban ya años formando a sus profesionales desde la universidad, por lo que no había ningún motivo para que, con el cambio de siglo, el mundo hispano no dispusiera finalmente de un programa universitario propio.

IM: ¿Cómo ha evolucionado el  postgrado desde sus inicios?

DL: Inicialmente el DGIM (Diploma Gestión de Industria de la Música) tomó el MBA como modelo, pero fue necesario adaptarlo a la realidad de nuestro mercado. La primera edición se lanzó en octubre de 2004 en un momento en el que, a pesar de las adversidades, la industria discográfica aún lideraba el sector; eran los días del «top manta» y de los politonos. Hoy la realidad es radicalmente distinta: las experiencias alrededor del directo, la tecnología musical y los dispositivos móviles son protagonistas. Esta transformación constante ha supuesto que el DGIM se haya tenido que adaptar, edición tras edición, tanto sus contenidos como su profesorado. De hecho, únicamente 8 de los actuales 46 ponentes estaban ya con nosotros en esa primera edición.

 IM: Por allí han pasado alumnos que hoy están detrás de importantes empresas del sector o han sido fundadores de proyectos exitosos. ¿Cuál crees tú que es la clave del postgrado? 

DL: Cada caso es distinto, pero creo que comparten una combinación de factores que podría resumir en tres: una fuerte determinación por querer desarrollar su carrera profesional alrededor de la música, un actitud constantemente curiosa y proactiva, y la inteligencia de haber identificado aquel lugar en el universo de la música en el que poder poner en valor todas sus cualidades, experiencias y conocimientos.

IM: Diez años formando profesionales ¿Qué le depara al futuro del postgrado y cómo debe evolucionar en esta era de cambios?

DL: Este será precisamente el tema de debate de nuestra presentación en el Primavera Pro. La pregunta que debemos hacernos es cuál es la función que van a desarrollar los profesionales que estamos formando: ¿van a dirigir empresas en la industria de la música?, ¿o van a gestionar todo tipo de proyectos con la música de co-protagonista? La música va más allá de su industria, y por eso a partir del año próximo el DGIM va a sufrir un cambio estructural que se ve reflejado en el cambio de denominación que acaba de aprobar esta misma semana la comisión académica del idEC / UPF. A partir de ahora el nombre oficial del DGIM es el de «Postgrado en Gestión del Negocio Global de la Música».

IM: Bajo tu experiencia con (+300) alumnos, profesionales y amantes del sector por tus aulas, cuál crees que es la mejor virtud para desarrollarse en este sector y cuál crees que es el error más común que se comete al tratar de lograrlo en este negocio. 

DL: La mejor virtud tiene que ver con la pasión que, sumada a la combinación de factores a los que hacía referencia antes, suele abrir puertas y despertar interés. Y en cuanto a los errores, diría que el creer que el mundo de la música está en deuda con uno, y el insistir en dirigirse a un interlocutor que no quiere escuchar.

IM: ¿Cómo ves el panorama de la industria musical en España y Latinoamérica?

DL: No quiero ser alarmista, pero, salvo contadas excepciones, no estamos jugando en la liga de los mayores. Ni por supuesto hemos sabido construir un mercado regional/cultural común que permita mejorar nuestra competitividad global. Somos importadores más que exportadores, y nos cuesta desarrollar sinergias. Eso sí, estoy convencido de que lo mejor está por venir. Solo nos falta que un par o tres de artistas asiáticos arrasen en nuestros mercados de manera sostenida para darnos cuenta de la dimensión del problema y ponernos a trabajar de manera coordinada.

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