Discográficas critican el impuesto del 5% sobre el streaming en Canadá

El panorama de la industria musical en Canadá se ha visto sacudido por la introducción de ha provocado un debate intenso sobre su impacto en el futuro de la música canadiense.
Patrick Rogers, CEO de Music Canada, el organismo comercial que representa a las tres principales compañías discográficas del país, ha expresado su firme oposición a un nuevo impuesto del 5% sobre los servicios de streaming, implementado a través de la Ley de Streaming en Línea del país norteamericano.
Rogers califica la medida como «sin precedentes» y «asombrosa», criticando especialmente la decisión de destinar el 40% de los fondos recaudados al sector de la radio canadiense. Según él, esta decisión refleja un «pensamiento anticuado» que no se ajusta a las realidades del mercado musical actual.
En contraste, el organismo comercial de sellos independientes en Canadá ha recibido la medida con entusiasmo, considerándola como «buenas noticias para el sector musical canadiense». Esta divergencia de opiniones refleja las diferentes perspectivas y necesidades dentro de la industria musical del país.
El plan detallado por la Comisión Canadiense de Radio-Televisión y Telecomunicaciones (CRTC) establece que todos los servicios de streaming de audio y video deberán contribuir con el 5% de sus ingresos. La mitad de los fondos provenientes de servicios de audio se destinará a organizaciones que apoyan a artistas y sellos independientes, como FACTOR. La otra mitad se distribuirá entre el Fondo de Radio Comunitaria de Canadá, fondos para música y contenido de audio indígena, y un nuevo fondo para la producción de noticias locales en estaciones de radio comerciales.
Rogers argumenta que este enfoque «se centra en proteger las instituciones domésticas heredadas» en lugar de proporcionar el apoyo necesario para que los artistas tengan éxito en el mercado musical actual, altamente competitivo y dominado por el streaming. Además, expresa preocupación por el posible impacto en los consumidores si los servicios de streaming trasladan el costo adicional a los suscriptores.
La Asociación de Medios Digitales, que representa a los servicios de streaming en América del Norte, comparte estas preocupaciones. Argumentan que la CRTC no ha considerado adecuadamente cómo las plataformas digitales ya están apoyando a la comunidad musical canadiense, ni el potencial impacto negativo del impuesto en el mercado de streaming.
El debate se ha intensificado hasta el punto de que los servicios de streaming están buscando una reconsideración del plan a través de los tribunales canadienses. Mientras tanto, Music Canada ha declarado que continuará abogando por un sistema regulatorio que refleje mejor las realidades actuales de la producción y el consumo de música.
Este conflicto pone de manifiesto las tensiones existentes entre los diferentes actores de la industria musical en la era digital. Por un lado, las compañías discográficas tradicionales y los servicios de streaming buscan minimizar las cargas financieras adicionales. Por otro, los sellos independientes y ciertos sectores de la industria ven en este impuesto una oportunidad para obtener apoyo financiero adicional.
El desafío para los reguladores canadienses será encontrar un equilibrio que fomente el crecimiento de la industria musical nacional sin desalentar la inversión de las plataformas de streaming globales. El resultado de este debate podría tener implicaciones significativas no solo para Canadá, sino también para otros países que estén considerando medidas similares para apoyar sus industrias culturales locales en la era del streaming.