El argumento a favor del Direct-To-Fan

En la industria musical los artistas han dependido tradicionalmente de plataformas de terceros, discográficas y algoritmos para gestionar sus relaciones con los fans. Sin embargo, según un análisis del experto Rob Abelow, este modelo se está volviendo rápidamente obsoleto e ineficiente para los artistas que buscan carreras sostenibles a largo plazo.
El problema es evidente: a pesar de su enorme influencia, los artistas saben muy poco sobre sus fans, dependen de plataformas que no controlan y deben competir constantemente por la atención de sus propios seguidores. Ningún otro negocio funcionaría de esta manera; simplemente no es sostenible. Pero esto no es completamente culpa de los artistas. El sistema está construido de esa forma, con las plataformas acaparando los datos de los fans, los socios ocultando sus incentivos, y la industria musical persiguiendo ganancias a corto plazo en lugar de desarrollar a los artistas a largo plazo.
Sin embargo, está ocurriendo un cambio. Artistas como James Blake, Dermot Kennedy y James Vincent McMorrow han rechazado públicamente la idea de que las plataformas o las discográficas deberían controlar las relaciones con su audiencia.
Blake expresó recientemente su frustración con cómo las grandes corporaciones y las plataformas de redes sociales han monopolizado la promoción de la música en vivo y la venta de entradas. Explica que, a pesar de tener casi 700,000 seguidores en Instagram, sus publicaciones sobre próximos conciertos están siendo restringidas, y apenas 3000 vieron sus historias promocionando sus presentaciones.
Este «cuello de botella» hace que sea difícil para él informar a su audiencia sobre sus actuaciones. Critica cómo las compañías de venta de entradas recopilan datos de los fans (direcciones de correo electrónico y números de teléfono) y los usan para marketing sin el conocimiento o el consentimiento de los artistas. Estas compañías controlan la interacción entre los artistas y sus fans, dificultando que los músicos promuevan sus espectáculos de manera independiente.
El artista ha decidido alejarse de estas plataformas y monopolios, optando por trabajar con una nueva plataforma llamada Bside, que permite a los músicos mantener el control sobre los datos de sus fans que asisten a sus conciertos. Blake también fue la imagen de lanzamiento de Vault, una plataforma de música directo al fan, en la que los oyentes pueden pagar una tarifa para escuchar material inédito de sus artistas favoritos.
Ellos, junto con un creciente movimiento de músicos, están despertando a la realidad de que necesitan ponerse en el centro de sus propios ecosistemas. La clave para el éxito futuro en la industria musical es la interacción directa con los fans, sin intermediarios que controlen la narrativa o la experiencia.
La razón para cambiarse al Direct-to-Fan
En el mundo del marketing y el comercio, Directo al Consumidor (D2C) es una estrategia de negocios en la que las marcas venden sus productos directamente a los usuarios, sin intermediarios. Este modelo ofrece conveniencia, precios más bajos y una experiencia más sencilla.
Abelow argumenta que los artistas deberían aplicar esta filosofía y vender directamente a los fans, comprendiendo profundamente las interacciones, preferencias e historial de sus seguidores. Imagina saber por qué tus fans aman tu música, cuáles son sus canciones favoritas, a qué conciertos han asistido y qué mercancía han comprado. Estos datos deberían estar centralizados y usarse para ofrecer experiencias personalizadas, en lugar de estar dispersos en múltiples plataformas que luego venden esta información a los artistas en forma de publicidad.
¿La situación ideal? Todo debería pasar por la «puerta principal» del artista. Los fans deberían acudir directamente al artista para comprar entradas, álbumes, acceso exclusivo o productos de merchandising.
El ejemplo de Oasis
Durante la venta de entradas para su gira por EEUU, los fans debían registrarse a través de sus canales oficiales, demostrar su lealtad y ganar acceso a una lotería de preventa, lo cual hicieron a través de la plataforma Openstage, que les permite capturar y administrar los datos de los usuarios directamente. El resultado no solo fue un éxito en ventas, sino también millones de puntos de datos sobre los fans que permitieron a la banda fortalecer su relación directa con su audiencia.
Al controlar sus propios canales, los artistas ya no necesitan luchar constantemente por la atención en plataformas de terceros, gastando tiempo y dinero en reanuncios para destacarse entre el ruido. Cuando los artistas son dueños de sus canales, pueden llegar, interactuar y vender fácilmente a sus fans sin depender de un algoritmo para determinar quién ve su contenido.
¿Cómo volverse Direct-To-Fan?
Este nuevo enfoque suena desafiante, pero con las herramientas adecuadas y la mentalidad correcta, no solo es alcanzable, sino que es más confiable que el camino tradicional. La tecnología ya está permitiendo este cambio. Aparte de las ya mencionadas, herramientas como Tribly permiten a los artistas ofrecer acceso anticipado a canciones, adelantos o videos a cambio de una pre-reserva o un registro por correo electrónico, creando una micro-experiencia compartible para los fans. Este modelo ofrece a los artistas una forma de atraer a los fans a su propio ecosistema, en lugar de enviarlos a plataformas de terceros.
Los artistas no necesitan abandonar por completo plataformas como Spotify o YouTube, lo que este enfoque predica es que necesitan dejar de depender de ellas. En su lugar, estas plataformas alquiladas pueden usarse para ampliar el alcance, y ese alcance puede convertirse en relaciones directas cuando el artista redirige a los usuarios a sus propios canales, para luego ofrecer experiencias personalizadas a los fans en su propio terreno.