¿En la nueva era del streaming descubrimos música o la música nos descubre a nosotros?

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Música y descubrimiento

Hoy vivimos y nos dirigimos aún más a un mundo donde en algunos aspectos tendremos esa sensación de control y decisión, pero que en realidad es una especie de espejismo. No quiere decir que no me guste el espejismo, solo que me gusta saber que no es algo real. A lo que vamos, el debate central de la cuestión es: ¿Hoy en día descubrimos música o la música nos descubre a nosotros?

Ya lo apuntaba en mi reseña de «Found Them First» la aplicación de Spotify que nos indica a cuántas estrellas de la música descubrimos antes de que fuesen famosas. Creo que empieza a perder el sentido en la mayoría de los casos el atribuirse un descubrimiento artístico, tenemos la falsa ilusión de que lo hemos descubierto nosotros, pero en realidad, es la inteligencia artificial de en este caso Spotify la que nos lo ha servido.

Sin embargo es muy importante, que este proceso parezca natural, e incluso que nos sintamos partícipes de ello, si se fijan las nuevas listas se llaman «Descubrimiento semanal», pero si América hubiese estado esperando a Colón a la puerta trasera de su casa, me gustaría ver si aún le atribuiríamos el descubrimiento de un nuevo continente (sí sé que es un ejemplo muy extremo). Empieza a ser algo como ir al supermercado y llegar a casa diciendo que hemos descubierto un lugar con comida, ya descubrir nueva música en las plataformas de streaming es algo tan evidente y fácil de hacer que me hace pensar si en verdad soy yo el que descubre algo o ellos nos descubren a nosotros. 

Leía en la última columna de Bob Lefsetz como elogiaba las palabras de Eric Schmidt antiguo CEO de Google al abordar el tema de la nueva generación de software y la inteligencia artificial de los mismo. Para ejemplificarlo Schmidt comentó:

«Hace una década, para lanzar un servicio de música digital, probablemente habrías alistado un puñado de creadores de tendencias de élite para recopilar la música novedosa. Hoy en día es mucho mejor construir un sistema que pueda aprender del mundo real – de lo próximo a lo que los oyentes son más propensos disfrutar – y ayudarte a predecir quién y dónde podrá estar la próxima Adele» 

En ese sentido, si ya los grandes curadores pasan a un segundo plano es una evidencia de que algo está cambiando en cómo abordamos el tema del descubrimiento y música.

Una vez dicho esto, no quiere decir que la figura humana no sea importante, pero lo importante no es la figura humana en sí, sino cómo ésta ayuda a la tecnología a entendernos y abordarnos de la manera más natural posible. No solo eso, se trata también del know how de la naturaleza humana, la cual solo se la puede dar al algoritmo un humano. Por ello Spotify distingue entre la música que escuchamos y la que verdaderamente nos gusta. El que uno ponga música clásica para trabajar, no implica que esté esperando recomendaciones de música clásica, ni que vaya a asistir a conciertos de música clásica, esto es un tipo de información que Spotify controla y que le da ese carácter humano a su comportamiento mediante la creación de perfiles de comportamiento y escucha.

De igual forma, se ha estudiado el arte de crear playlists, buscando cumplir una hipótesis detrás de cada una como por ejemplo «domingos en la cama», «café y libros» aunque siempre usando la data como soporte para analizar el funcionamiento de las playlists e incluso en la selección de los temas.

La próxima vez que estés escuchando música en streaming y escuches esa nueva canción que te cautive, piensa si tú la descubriste o ella te descubrió a ti. Piensa también en el apego que tenías a lo que descubrías por ti solo frente al apego que le tienes a la nueva música que descubres ahora de manera casi automática…