La venta de música grabada sube un 4% en España en el primer semestre de 2016

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Por tercer año consecutivo, la venta de música grabada en España experimenta una ligera recuperación en España tras las pérdidas ininterrumpidas que se registraron entre 2001 y 2013. El sector discográfico alcanzó durante el primer semestre de 2016 unas ventas totales de 73,5 millones de euros, una cifra que supera en un 4,1% los 70,6 millones que se contabilizaron en el mismo periodo del año 2015. La explicación del fenómeno tiene un solo nombre: streaming. El auge del consumo digital sin descarga parece imparable y compensa las pérdidas, también ininterrumpidas, en la franja de las ventas de CD.

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Durante el ejercicio pasado, los soportes digitales de música grabada superaron en ventas al formato físico, igualando las preferencias de consumo mundial. El balance entre el 1 de enero y el 30 de junio del año pasado arrojó un 54% para los formatos online (streaming gratuito o por suscripción, descargas, tonos para móviles) frente al 46% de los soportes tradicionales. La ventaja ahora es notable. La franja digital crece en 22,5 puntos porcentuales (de 38 a 46,7 millones) mientras la física se contrae en un 17,6% (de 32,5 millones a solo 26,8). La conclusión de todo ello es apabullante: las ventas digitales ya representan el 63,5%, casi las dos terceras partes del total.

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La gran acogida del streaming como fórmula para el disfrute de la música grabada está detrás de estas cifras, ya sin asomo de duda. De los 46,7 millones que el sector discográfico facturó en música digital, 40,1 corresponden al streaming y solo 5,5 a las descargas de canciones o álbumes (los productos para móviles apenas representan 1 millón de euros).

Incluso en estas circunstancias hay que destacar otro factor: los modelos de suscripción a plataformas de streaming como Spotify, Deezer, Napster, Google Play o Apple Music (con tarifas en torno a los 10 euros mensuales), no paran de crecer, mientras los ingresos por streaming gratuito (y financiado con publicidad) se mantienen.

Brecha de valor

Así, el notable incremento en el uso del streaming gratuito no se está traduciendo en un correlativo incremento de los ingresos generados para músicos, compositores y productores.  En un momento crucial para la música, justo cuando las preferencias de los aficionados se están decantando por un mercado de la música cada día más digital, las plataformas que ofrecen contenidos subidos por usuarios como alternativa a los modelos de suscripción representan una clara incertidumbre para el futuro inmediato.

Los ingresos que generan, principalmente basados en publicidad, son escasos y no se ajustan al mayor consumo que se hace de ellos. Por ello se empieza a hablar de la “brecha de valor”, que ha surgido por la falta de claridad de estos servicios en lo relativo a la legislación sobre propiedad intelectual y comercio electrónico. En los últimos meses, artistas y compositores relevantes han comenzado a movilizarse ante la Comisión Europea exigiendo que las autoridades comunitarias adopten medidas al respecto. En su opinión, esa falta de ingresos equitativos amenaza la supervivencia de la siguiente generación de creadores, la viabilidad y diversidad de su trabajo y el crecimiento de los servicios digitales de suscripción.

En el caso de los productos físicos, por su parte, el retroceso no parece encontrar freno. La caída de más de 17,5 puntos porcentuales implica que los españoles apenas desembolsaron 26,8 millones para la adquisición de CD o vinilos. El resurgimiento del formato vinilo no deja de ser una aportación humilde en un nicho muy concreto, el de los grandes aficionados que se mueven entre la nostalgia, el coleccionismo y la belleza de un formato irrepetible. La diversificación de la oferta discográfica ha permitido contentar a los más melómanos, pero, en términos cuantitativos, el streaming encarna el presente y el futuro.

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