OpenAI gana una batalla legal sobre derecho de autor

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En el último año, la relación entre la inteligencia artificial (IA) generativa y los derechos de autor se ha convertido en un terreno de intensa confrontación legal. Los desarrolladores de IA han sido demandados repetidamente por titulares de derechos que alegan el uso no autorizado de materiales protegidos para entrenar modelos. Estas disputas no solo afectan a la industria de la música, sino que también se extienden a medios de comunicación y otros sectores creativos, generando preguntas fundamentales sobre el futuro del copyright en la era digital.

Entre las demandas más relevantes se encuentra la presentada por Sony Music Group, Universal Music Group y Warner Music Group contra Suno y Udio, plataformas de música generativa basadas en IA. Estas empresas han desarrollado tecnologías capaces de crear canciones completas a partir de simples indicaciones textuales, desatando el asombro por su nivel de sofisticación y generando preocupación entre los gigantes de la música.

Las discográficas alegan que estas plataformas entrenaron sus modelos utilizando grabaciones protegidas por derechos de autor sin autorización, resultando en la capacidad de generar canciones que, en algunos casos, imitan elementos clave de obras existentes. Este conflicto plantea preguntas fundamentales sobre si el uso de obras protegidas en el entrenamiento de IA puede considerarse una infracción de derechos de autor o si podría justificarse bajo la doctrina de «uso legítimo».

El Caso Raw Story contra OpenAI: Un Precedente Limitado

Por otro lado, la reciente desestimación de la demanda de Raw Story y AlterNet contra OpenAI por parte de la jueza Colleen McMahon parece ofrecer un vistazo a cómo los tribunales podrían abordar casos relacionados con el entrenamiento de IA y los derechos de autor. Aunque OpenAI salió victoriosa, la decisión estuvo basada en que los demandantes no pudieron demostrar un daño real, más que en una discusión sobre si el uso de materiales protegidos para entrenamiento constituye o no infracción de copyright.

Raw Story acusó a OpenAI de violar la Ley de Derechos de Autor del Milenio Digital (DMCA), pero no de infringir derechos de autor directamente, lo que limitó significativamente el alcance del caso. Según la jueza, el daño alegado —el uso de contenido protegido sin compensación— no está amparado por la DMCA. Aunque la demanda fue desestimada sin perjuicio, permitiendo a Raw Story presentar una queja enmendada, este fallo refleja la dificultad de probar daños específicos en casos de uso de contenido para entrenamiento de modelos de IA.

En contraste con el caso de Raw Story, las demandas contra Suno y Udio abordan directamente la cuestión del «uso justo«, un principio que permite el uso limitado de materiales protegidos por derechos de autor bajo ciertas circunstancias, como en contextos educativos o críticos. Este argumento podría ser crucial para los desarrolladores de IA.

Un punto central en estas disputas es si la IA generativa está perjudicando a los titulares de derechos o si, por el contrario, está ayudando a expandir el mercado. Drew Thurlow, un exdirector de A&R en Sony Music, sostiene que la IA podría estar aumentando la participación en la música, lo que complica demostrar un daño real. Sin embargo, las compañías discográficas argumentan que la música generada por IA amenaza directamente la comercialización de sus grabaciones.

A pesar de las similitudes, el caso de Raw Story contra OpenAI y las demandas contra Suno y Udio tienen diferencias críticas. Mientras Raw Story se centró en la eliminación de información identificativa bajo la DMCA, los casos musicales abordan directamente la infracción de derechos de autor. Esta distinción podría llevar a resultados legales diferentes.

Además, los tribunales aún no han emitido un fallo definitivo sobre la aplicación de la doctrina de uso justo en el contexto de IA generativa. Si los desarrolladores de IA logran convencer a los jueces de que su uso de material protegido es transformativo y no perjudica el mercado, podrían establecer un precedente importante que daría forma al desarrollo de la IA en el futuro.

La lenta evolución de la legislación sobre IA añade incertidumbre a estos conflictos. Aunque algunos países están avanzando en regulaciones específicas, los casos actuales están sentando las bases para decisiones futuras.