En total, Bad Bunny está buscando reparación por presunta infracción de derechos de autor, violaciones de una ley contra la piratería, competencia desleal y falsa promoción (con respecto a la marca registrada de Bad Bunny).
Hasta el momento el acusado no parece haber abordado la denuncia en plataformas de redes sociales, incluido Instagram, donde una cuenta de MADforliveMUSIC estaba activa y presentaba un clip del concierto relevante de Bad Bunny en Salt Lake City.
Pero una traducción de la respuesta en español del acusado a los avisos iniciales de DMCA proporciona un poco de contexto potencialmente útil. «Los videos citados son colectivamente 100% contenido original y de mi propia creación», se lee en parte en la respuesta relevante, «por lo tanto, no constituyen una infracción o violación con respecto al uso de contenido de terceros. … Nuestra actividad también está protegida por la Constitución de nuestra nación, España, específicamente en el Artículo 20.2, que establece expresamente: ‘el ejercicio de los derechos a la libertad de expresión, creación artística e información no puede ser restringido por ninguna forma de censura previa’«.
No hace falta decir que el acusado está lejos de ser la única persona que presuntamente ha subido videos de conciertos a YouTube. No es difícil encontrar videos, aparentemente monetizados por el equipo de Taylor Swift, de conciertos completos de la gira Eras. En cuanto a las posibles ventajas de marketing de los clips de conciertos, Bad Bunny (y presumiblemente su propio equipo) sostienen que los vídeos estaban desviando tráfico del canal principal del artista.
En consecuencia, queda por ver si el enfoque firme de Bad Bunny es indicativo de un cambio estratégico más amplio que podría afectar concebiblemente a todos los demás que asisten a sus exitosas actuaciones comerciales. Más inmediatamente, esta demanda hará que aquellos que impugnan los avisos de retirada piensen dos veces antes de hacerlo.