¿Cómo afecta el cambio climático a la industria del directo?

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Las olas de calor inducidas por el cambio climático en los EEUU y Europa están teniendo efectos perjudiciales generalizados en la industria de las giras musicales.

Adam Met, del trio AJR dijo a Rolling Stone que en Little Rock, Arkansas, su contrato requería una actuación de 60 minutos, pero a los veinte minutos decidieron que que ya no era seguro actuar, debido a las altas temperaturas. 

En el caso del personal de los artistas, estos deben levantarse desde temprano y se exponen al calor y al sol durante más de 18 horas al día para poder montar un show. En 10 conciertos de AJR este año, la estructura de los recintos requería que los fanáticos esperaran afuera en el calor de una a cuatro horas para poder ingresar al lugar. 

Rosalía hizo una pausa en un concierto para asegurarse de que los fanáticos que se habían desmayado estuvieran fuera de peligro, Eddie Vedder desarrolló daño en la garganta por cantar durante una ola de calor y Carlos Santana se derrumbó en medio del agotamiento por calor.

El merchandise puede ser un importante centro de ganancias, pero incluso las ventas no están exentas de los efectos del calor. Pero para muchos artistas, los artículos más vendidos son camisetas y sudaderas, sin embargo en un clima con altas temperaturas, estos artículos no suelen venderse lo que significa menos ingresos para la banda, el promotor y el recinto.

«Nuestras ventas de mercancías durante la gira se redujeron un 7% con respecto al promedio. Casi toda la pérdida provino de ciudades extraordinariamente calurosas» añade Met. «Para nosotros, las dificultades físicas son un impedimento tan grande para las giras como las financieras. Los promotores y los recintos sienten más los efectos financieros que los físicos, pero eso debería ser suficiente para que tomen medidas contra el cambio climático. Para empezar, eso significa centrarse en la energía renovable para alimentar los recintos, reducir el desperdicio y vender alimentos y bebidas de origen local».

Muchos festivales enfatizan la reducción de desechos, pero mirando el panorama general de las emisiones de carbono, son los viajes del público desde su ciudad hacia al festival los que emiten 11 veces más contaminación climática que los desechos, según Kimberly Nicholas, profesora y científica de sostenibilidad en la Universidad de Lund de Suecia.

Más allá de los problemas de las emisiones por viajes, muchos de los festivales de música de Europa siguen dependiendo en gran medida de los generadores diésel para mantener en funcionamiento sus bares, patios de comidas, escenarios y campamentos. Y, lo que es más importante, los datos ecológicos son difíciles de recolectar, por lo que es difícil hacer que los festivales rindan cuentas y tengan datos sobre los cuales proponer medidas.