Entra en vigor Ley para proteger de los ‘deepfakes’ y clones

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La industria musical estadounidense recibió con entusiasmo la introducción de la Ley NO FAKES en el Congreso de EEUU, una propuesta legislativa que promete revolucionar la protección de la imagen y la voz de los artistas en el contexto de la inteligencia artificial (IA). Este proyecto de ley, presentado por un grupo bipartidista de senadores, busca establecer un nuevo derecho federal que permitirá a las personas controlar el uso de su imagen y voz, especialmente frente a la creciente amenaza de los deepfakes y los clones de voz no autorizados.

La Ley NO FAKES surge como respuesta a la preocupación generalizada en la industria del entretenimiento sobre el uso indebido de la IA para replicar la imagen y la voz de artistas sin su consentimiento. Con el avance de las tecnologías de IA generativa, la creación de contenido falso pero convincente se ha vuelto cada vez más accesible, planteando serios desafíos éticos y legales.

Entre las disposiciones clave de la ley se encuentra la prohibición de ceder este nuevo derecho a terceros durante la vida de la persona, así como la limitación de los acuerdos de licencia a un máximo de diez años. Estas medidas buscan prevenir que las empresas de la industria musical presionen a los artistas para que renuncien al control de su imagen y voz a largo plazo.

La respuesta de la industria musical ha sido abrumadoramente positiva. Organizaciones que representan a sellos discográficos, editoriales musicales, artistas y compositores han expresado su apoyo a la iniciativa. Tino Gagliardi, presidente de la Federación Americana de Músicos, destacó la importancia de la ley para proteger las contribuciones de los creadores frente a la explotación injusta por parte de las empresas de IA.

Elizabeth Matthews, CEO de ASCAP, enfatizó la necesidad de poner a los seres humanos en primer lugar en las políticas de IA, abogando por la transparencia, el consentimiento y la compensación justa. Por su parte, Jen Jacobsen, directora ejecutiva de la Alianza de Derechos de los Artistas, subrayó cómo la ley ayudará a detener el uso insidioso de deepfakes y clones de voz no autorizados, protegiendo la integridad artística y personal de los músicos.

Sin embargo, la propuesta no está exenta de críticas. La Coalición ReCreate, que representa a empresas digitales y usuarios de obras protegidas por derechos de autor, ha expresado preocupaciones sobre posibles limitaciones a la libertad de expresión y la creatividad. Argumentan que la ley podría crear más problemas de los que resuelve, afectando potencialmente al internet abierto y al futuro de la creatividad.

En respuesta a estas inquietudes, la Campaña por las Artes Humanas, un fuerte defensor de la ley, asegura que el proyecto incluye excepciones cuidadosamente calibradas para proteger la libertad de expresión y la narración creativa, sin comprometer la necesidad de protección contra los deepfakes invasivos.

La Ley NO FAKES se posiciona como un complemento a los derechos de publicidad existentes a nivel estatal en EEUU, introduciendo un nuevo derecho federal dentro del marco de la ley de propiedad intelectual. Esta iniciativa podría tener repercusiones internacionales, influyendo potencialmente en países como el Reino Unido, donde actualmente no existe un derecho de publicidad o personalidad similar.

El amplio apoyo recibido por la Ley NO FAKES refleja la urgencia percibida en la industria musical por establecer protecciones legales sólidas en la era de la IA. Desde la Recording Academy hasta la Recording Industry Association of America, pasando por organizaciones como SAG-AFTRA y la National Music Publishers’ Association, el consenso es claro: se necesitan medidas para salvaguardar los derechos de los artistas mientras se fomenta la innovación responsable en IA.

Esta ley representa un paso significativo hacia la protección de la identidad digital de los artistas y creadores en un panorama tecnológico en rápida evolución y busca establecer un marco que permita el desarrollo ético de la IA en la industria del entretenimiento, asegurando que los artistas mantengan el control sobre sus identidades digitales mientras se permite el uso legítimo y consentido de estas tecnologías emergentes.