Iggy Azalea acusa a Universal Music de deberle millones en regalías

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Universal Music Group vuelve a estar en el foco de las noticias, tras las recientes declaraciones de Iggy Azalea. La rapera australiana arremetió contra su antigua discográfica, calificándola de «criminal» y acusándola de aprovecharse de sus artistas de manera sistemática. Azalea, conocida por éxitos como Fancy, afirma que Universal le debe millones de dólares en regalías internacionales, una situación que, según ella, afecta a muchos otros artistas que no tienen los recursos para pelear legalmente.

El conflicto se centra en los pagos atrasados de regalías por la música que Azalea lanzó bajo los sellos de Universal en la década de 2010. En una publicación en la red social X, la cantante afirmó que nunca ha recibido regalías por ventas fuera de Estados Unidos y que la cantidad adeudada asciende a «una cifra de ocho dígitos». Como respuesta, Universal ofreció un acuerdo de apenas 18.000 dólares, lo que Azalea y su equipo legal consideran inaceptable.

La rapera se muestra determinada a llevar su caso a los tribunales, asegurando que tiene los medios para costear abogados y auditores que la respalden. Sin embargo, destaca que muchos otros artistas no tienen esa posibilidad, lo que permite a las discográficas salirse con la suya. Esta situación pone de manifiesto una práctica que, según numerosos músicos, es recurrente en la industria: la falta de transparencia en la gestión de regalías.

Las disputas sobre regalías entre artistas y sellos discográficos no son una novedad. Es común que estos conflictos surjan cuando un artista deja de trabajar activamente con un sello pero sigue generando ingresos por su catálogo anterior. Dado que las compañías discográficas recuperan primero sus inversiones antes de pagar regalías, los pagos a los artistas pueden tardar años en concretarse, lo que da lugar a disputas como la de Azalea.

Además, las regalías internacionales suelen ser un punto de fricción. Existen múltiples acusaciones de que los grandes sellos explotan el hecho de que la mayoría de los artistas no pueden permitirse auditar sus contratos. Aunque los músicos suelen tener derecho a ello, los altos costos de auditoría impiden que muchos inicien el proceso, permitiendo que errores contables o políticas internas desfavorables pasen desapercibidos.

Otro problema es el uso de acuerdos de confidencialidad. Cuando las superestrellas realizan auditorías y descubren irregularidades, a menudo deben firmar acuerdos que les impiden divulgar la información, dejando a otros artistas en la oscuridad sobre algunas prácticas de la industria.

El caso de Iggy Azalea no es aislado. Recientemente, la banda The Cranberries demandó a Universal por aplicar deducciones internacionales de la era física a los ingresos por streaming. Según la demanda, la subsidiaria extranjera de Universal deduce un 40% de los ingresos digitales generados en sus mercados, pese a que ya no incurre en los costos de distribución y marketing que justificaban esa deducción en el pasado.

Asimismo, Fred Durst, líder de Limp Bizkit, también ha presentado una demanda contra Universal. Según sus alegaciones, la compañía diseñó un sistema de regalías deliberadamente opaco para quedarse con ingresos que pertenecían a los artistas. Universal ha respondido negando las acusaciones y argumentando que la evidencia presentada por Durst no es concluyente.

Las quejas de Iggy Azalea reflejan un problema estructural en la industria musical que ha afectado a artistas de distintas generaciones. Con el auge del streaming, los modelos de pago han cambiado, pero los conflictos sobre regalías siguen siendo frecuentes. Si Azalea lleva su caso a los tribunales y logra una victoria, podría sentar un precedente que beneficie a otros artistas en situaciones similares.

Por ahora, la rapera deja un mensaje claro para Universal Music: «Realmente necesitan mejorar en el trato a los artistas que les generan millones con una propiedad intelectual en la que no tuvieron ninguna participación en la creación». Habrá que esperar para ver si este conflicto se resuelve fuera de los tribunales o si se convierte en un caso más dentro de la larga historia de disputas legales en la industria musical.