La incertidumbre de planificar un festival en estos tiempos

El mundo de la música en vivo está cambiando a un ritmo acelerado. Lo que antes era un proceso más flexible ahora se ha convertido en una planificación meticulosa con años de anticipación. Sin embargo, más allá de la imprevisibilidad del sector, hay una tendencia clara: los eventos en vivo se están organizando con mayor antelación que nunca.
Reservaciones con años de anticipación
Los principales recintos musicales están asegurando ahora artistas para 2027, y los festivales han comenzado a anunciar alineaciones con más antelación de la habitual. Factores como la escasez de cabezas de cartel y los altos costos de las giras han empujado a la industria a fijar acuerdos con artistas emergentes para 2026.
Finlay Johnson, de la Asociación de Música Electrónica, destaca que festivales como Primavera Sound han adelantado sus anuncios: «Queremos que las entradas estén a la venta el mayor tiempo posible y garantizar cabezas de cartel con suficiente anticipación». Esta estrategia busca mitigar la incertidumbre, pero también refuerza la brecha entre los grandes nombres y los artistas de nivel medio, quienes ahora enfrentan más dificultades para encontrar espacio en los carteles.
La brecha creciente entre artistas
Kelly Wood, organizadora de actuaciones en vivo en Musicians’ Union, señala que las decisiones del público se basan en el reconocimiento de nombres, lo que ha dejado a muchos artistas intermedios en una posición difícil. “La brecha entre los de arriba y los de en medio está realmente estirada”, afirma. Esto se debe, en parte, al crecimiento exponencial de los artistas más grandes, quienes ocupan los escenarios principales y dominan las redes sociales con cada presentación.
Por otro lado, John Rostron, director ejecutivo de la Asociación de Festivales Independientes, confirma que la urgencia por cerrar acuerdos ha llevado a que los carteles de festivales se anuncien con meses de antelación, lo que antes no era común. Los agentes ahora tienen plazos de 48 horas para aceptar ofertas, lo que puede impedir que obtengan un mejor acuerdo si un artista gana relevancia en los meses siguientes.
Los costos en aumento y las expectativas del público
Los desafíos financieros que enfrentan los artistas en gira son cada vez mayores. Altos costos de visas para EEUU, retrasos en equipos en las fronteras de la UE y el aumento en los precios de producción han complicado la planificación de conciertos. Como resultado, los precios de las entradas han subido drásticamente. Wood señala que el costo promedio de una entrada de festival pasó de 60 libras a entre 250 y 300 libras, lo que ha elevado las expectativas del público.
Las giras de gran escala deben ofrecer experiencias espectaculares para justificar estos precios. Producciones con pantallas LED, escenografías complejas y cuerpos de baile se han convertido en el estándar. Como resultado, solo un puñado de artistas puede asumir estos costos, lo que ha hecho que el resto de la industria se encuentre en una situación delicada. Sacha Lord, asesor de la economía nocturna de Manchester, advierte que este año será especialmente difícil para los eventos en vivo.
Un futuro incierto para la industria
El Music Managers Forum reportó la pérdida de 72 festivales en el Reino Unido en 2024, algunos de forma permanente y otros temporalmente. Además, muchos recintos están en una situación precaria. Para sobrevivir, algunos espacios en Londres están dejando vacíos estratégicos en sus calendarios, esperando que surja el próximo gran artista como Last Dinner Party o Wet Leg.
Sin embargo, la gran pregunta sigue en el aire: ¿pueden los promotores predecir qué artistas serán populares en el futuro? Finlay Johnson duda que sea posible. “Si estás reservando para 2026 ahora, estás capturando un momento en el tiempo, y el público de ese año podría no sentir lo mismo”.
El DJ y productor Paul Rose, conocido como Scuba, lo resume de manera contundente: “Los promotores están apostando a que en los próximos dos años no aparecerá nada mejor”. Esta estrategia refleja la incertidumbre que enfrenta la industria, donde la planificación a largo plazo es ahora una necesidad, pero también un riesgo considerable.