Un total de 60 festivales han sido cancelados solo en 2024 en el Reino Unido
El panorama de los festivales de música en el Reino Unido está experimentando una temporada turbulenta, marcada por cancelaciones, dificultades financieras y debates sobre patrocinios corporativos. Este verano ha puesto de manifiesto los múltiples desafíos que enfrenta esta vibrante industria, especialmente para los eventos más pequeños e independientes.
La Asociación de Festivales Independientes (AIF) reporta un aumento significativo en las cancelaciones y postergaciones de festivales este año. Hasta ahora, 60 eventos han sido afectados, en comparación con 36 el año pasado. Más preocupante aún es que desde 2019, 192 festivales han desaparecido del mapa musical británico.
Las razones detrás de esta crisis son diversas y complejas. La escasez de talento y los problemas de importación de equipos post-Brexit, las secuelas económicas de la pandemia de COVID-19, la competencia feroz por artistas exclusivos, y el aumento generalizado de costos están ejerciendo una presión sin precedentes sobre los organizadores.
John Rostron, director ejecutivo de la AIF, señala que «los costos se han disparado en todo, excepto en marketing». Los organizadores se enfrentan a un dilema: si fijan los precios de las entradas con antelación, se arriesgan a que los costos de producción aumenten inesperadamente, reduciendo sus ya estrechos márgenes de ganancia.
El clima tampoco ha sido favorable. El festival Wannasee Penrith en Cumbria tuvo que ser cancelado debido a que las lluvias del verano dejaron el terreno «saturado» e inseguro. Este tipo de cancelaciones de último momento son devastadoras tanto para los organizadores como para los artistas y fanáticos.
Sin embargo, no todo es pesimismo. Festivales establecidos como Green Man en Gales y Kendal Calling han experimentado ventas récord de entradas. Esto sugiere que aún existe un apetito considerable por experiencias musicales en vivo y memorables.
La cuestión del patrocinio corporativo ha ganado protagonismo este año. El festival del libro de Edimburgo terminó su asociación de 20 años con la empresa de inversiones Baillie Gifford debido a sus vínculos con Israel y empresas de combustibles fósiles. Por su parte, Barclays suspendió el patrocinio de todos los festivales de Live Nation para 2024 tras protestas por su trabajo con empresas de defensa que suministran a Israel.
Estos acontecimientos plantean preguntas sobre el equilibrio entre la financiación necesaria y la integridad percibida de los festivales. Como señala Rostron, «el patrocinio es una parte integral del mundo de los festivales: habría que aumentar masivamente los precios de las entradas sin él».
La industria también enfrenta desafíos legales y competitivos a nivel global. Live Nation, propietaria de Ticketmaster, se enfrenta a una demanda en Estados Unidos por presuntas prácticas monopolísticas. Mientras tanto, su rival AEG busca aumentar su cuota de mercado.
Mirando hacia el futuro, quedan importantes interrogantes por resolver. ¿Intervendrá el nuevo gobierno para reducir el IVA en este sector? ¿Se estabilizarán las cadenas de suministro? ¿Podrá el mercado recuperarse?
A pesar de estos desafíos, la resiliencia de la industria de festivales británica es evidente. La capacidad de adaptación y la creatividad de los organizadores, junto con la pasión inquebrantable de los fanáticos de la música, sugieren que los festivales seguirán siendo una parte fundamental de la escena cultural del Reino Unido. Sin embargo, es probable que el panorama evolucione, con una posible consolidación del mercado y un mayor énfasis en la sostenibilidad financiera y ambiental.