Qué puede aprender la Industria Musical del caso de éxito de Rodriguez

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Cold-Fact-Rodriguez

Para los que no lo conocen, la historia de Sixto Rodriguez es posiblemente una de las mejores de la historia de la música. La vida de Rodriguez salió a la luz pública en enero de 2012 cuando se estrenó el documental hoy ganador del Oscar, «Searching Sugar Man», personalmente me parece uno de los mejores documentales que he visto, por lo que por mi parte, altamente recomendado.

Searching Sugar Man nos plasma la historia de este hijo de inmigrantes mexicanos nacido y radicado en Detroit, que durante la década de los 70’s editó un par de discos en Sussex Records, la disquera de Calrence Avant, quien después fuera presiente de la distinguida Motown Records. Hasta la fecha Avant, quien ha trabajado con artistas como Michel Jackson, Quincy Jones, Stevie Wonder, Miles Davies entre otros, asegura que si tuviera que elegir sus 10 artistas favoritos, sin duda Rodriguez estaría sin duda en su top 5. El tema es que a diferencia del resto de la lista, Rodriguez nunca vendió discos, su dos discos Cold Fact (1970) y Coming from Reality (1971) fueron un fracaso en Estados Unidos, pero no así en Sudáfrica y Australia.

Este es el punto de quiebre que hace la historia de Rodiguez tan fantástica y que da pie a todo el documental, pero no sólo eso, es también el hecho que quiero rescatar acá y del cual creo todos los involucrados en el negocio de la música, artistas, managers y discográficas, tiene algo que aprender. Porqué un artista americano que fue un fracaso en Estados Unidos y que  no recibió ningún tipo de promoción internacional, tuvo más éxito que los Rolling Stones en un país como Sudáfrica. La respuesta puede que sea sencilla: suerte. Sinceramente creo que a pesar de las circunstancias es difícil evadir la palabra suerte en la historia de Rodriguez, pero más allá de esto, su éxito tuvo mucho que ver en su increíble capacidad compositora y cómo sus letras llegaron a los jóvenes sudafricanos, víctimas de momentos difíciles en pleno apartheid. La voz de Rodriguez los despertó.

Ahora bien a lo que vamos, qué  podemos aprender de esto: Hasta ahora no les he contado cómo llegó Rodriguez a manos de los melómanos sudafricanos. Cuenta la historia que el primer cassette de Rodriguez lo trajo a Sudáfrica una chica que iba a visitar a su novio, el disco era Cold Fact, a raíz de allí entre amigos se hicieron copias y la música de Rodriguez se extendió como un virus.

Créanlo o no la historia aún suena familiar, aunque por distintos medio existen casos de éxitos como el de Gotye en el que la suerte estuvo de su lado y lo catapultó más allá de sus fronteras australianas. Si bien es cierto la suerte juega a veces un papel importante, el artista y su música deben ser buenos para que haya trascendencia más allá de un efecto espuma.

Pero claro, porqué dejárselo todo a la suerte, para eso los profesionales del sector crean estrategias de marketing y promoción para sus artistas. Por eso a ellos les digo que no se lo jueguen todo a la surte y aprovechen los increíbles canales y recursos de distribución que existen hoy en día. Cada vez más la música debe estar de manera legal al alcance del consumidor. Por eso aún me sorprende cuando no consigo  distribuido un disco en Spotify o en Deezer, que por suerte cada vez son menos, pero que aún hay muchos artistas y discográficas que van por detrás de la tendencia. Quién sabe si ese disco distribuido bajo licencia mundial y no sólo bajo un territorio, se convierta en el cassette del éxito de Rodriguez. Que a sus 70 años encontró la fama que lo ha llevado a alguno de los  festivales más importantes del mundo: Glastonbury, Coachella y Primavera Sound. Aunque por agotamiento físico no pudo asistir a la cita primaveral de Barcelona, sí agotó las entradas para su concierto este 8 de julio en el Poble Espanyol.