Taylor Swift vuelve a hacer historia en la industria de la música

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Taylor Swift acaba de firmar un nuevo contrato discográfico con Universal Music Group, luego de que su anterior compromiso con la discográfica independiente Big Machine Records llegase a su fin el pasado 10 de Noviembre.

Por sí sola no es una noticia revolucionaria, sin embargo una de las artistas más influyentes dentro de la industria ha vuelto a hacer historia gracias a dos cláusulas dentro de este nuevo acuerdo: en primer lugar, Swift ha pedido a UMG que como parte de su contrato discográfico, los ingresos generados por una eventual venta de sus acciones en Spotify sean repartidos entre sus artistas, sin tomar en cuenta los balances no recuperados aún, (tal como lo hizo Sony Music en su momento), y en segundo lugar, pero no menos importante, Taylor Swift será la titular de los derechos de sus propios masters, y no Universal, un acuerdo que le permitirá obtener más ganancias sobre las ventas de cualquier material futuro que llegue a publicar con la discográfica y más significativamente, le permitirá retener la propiedad de su música una vez que el acuerdo con UMG haya finalizado.

Fuentes cercanas al acuerdo indicaron a Rolling Stone que el compromiso de UMG en compartir las ganancias de una eventual venta de acciones en Spotify con todos sus artistas, fue instrumental en la decisión de la artista de firmar con Universal en lugar de otras discográficas. Aún cuando no se conocen los detalles financieros del acuerdo, y tomando en cuenta que en teoría es una situación hipotética, Swift indicó que esta repartición estaría regida por unos «términos mucho mejores» que aquellos ejecutados tanto por Sony como por Warner cuando han vendido sus acciones en la plataforma de streaming.

No es la primera vez que Swift utiliza su estatus como una de las artistas más influyentes para impulsar cambios dentro de la industria: en 2015 la artista escribió una carta abierta dirigida a Apple reclamándole por la decisión de no pagar royalties a los artistas por reproducciones hechas durante los períodos de prueba de sus usuarios, lo cual contribuyó, junto a numerosas quejas de otros artistas, a que la plataforma cambiase su accionar.

El acuerdo discográfico entre Swift y UMG está lejos de representar un nuevo estándard, sin embargo lo que le hace restaltar es que Swift ha utilizado su posición privilegiada para beneficiar a otros artistas (en el caso de que UMG decida vender sus acciones de Spotify). Este tipo de decisiones por parte de estas estrellas de la música es una tendencia que muestra como los artistas más cotizados se comportan más como empresarios que como simples creadores sujetos a los designios de corporaciones alrededor de su arte.

Anteriormente ser un artista fichado por una gran discográfica significaba recibir un adelanto, y si había una enorme suerte con las ventas, el artista podía recibir pagos por royalties una vez que la discográfica recuperaba su inversión. Esta realidad está cambiando drásticamente, en parte gracias a que los artistas están tomando el control de sus propios negocios.