Chile es el país suramericano que ha importado más franquicias de festivales de música electrónica

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Chile es un país que se encuentra en una década muy interesante a nivel desarrollo en muchas áreas de su economía, y esto ha hecho que se capitalice también a nivel musical en la industria del directo. Por ello el país recibe hoy en día algunos de los festivales más importante del mundo.

El crecimiento se ve en muchas áreas, pero como lo pone el diario La Tercera, la música electrónica es uno de los fenómenos más masivos y rentables en la cartelera local, una pequeña mina de oro. De hecho, en la última década Chile se ha convertido en el país sudamericano que ha importado un mayor número de franquicias internacionales relativas al género, con al menos nueve desde que Creamfields y Mutek debutaron en 2004, o desde que Love Parade desplegó un año después su carnaval en las calles capitalinas. Además, el registro anota casos particulares, como Mysteryland, que en 2011 escogió al país para su primera experiencia fuera de su natal Holanda.

creamfields chile II

Uno de ellos es el ya nombrado Creamfields que ha anunciado su edición 2015. En el 2014, Creamfields celebró sus 11 años de vida en Chile con una de las propuestas artísticas más potentes de su historia junto a connotados músicos de la industria electrónica mundial y llegando a la 28 mil personas que bailaron bajo la música de 31 Djs internacionales y locales entre los que destacó David Guetta, Dimitri Vegas & Like Mike, Martin Garrix y Fedde Le Grand.

Este 2015 Street Machine presenta una nueva edición de Creamfields la noche del viernes 13 de noviembre en Espacio Riesco.

Por otro lado, para este año la franquicia enfrenta un escenario casi inédito: el férreo mano a mano con otros eventos similares, algunos de ellos con carácter distintivo -como el SónarSound, pero que igual suponen una competencia en el mercado. Vicente Zamora, jefe de marketing y comunicaciones de Street Machine, acota: “Hemos percibido que el público mira a Creamfields como el festival de música electrónica más importante del país. Hay una trayectoria de por medio, una marca que se ha potenciado, que ha definido muy bien su oferta y que la gente sabe que, a nivel artístico, tendrá lo mejor de la electrónica actual”.

Sin embargo, Chile es un mercado pequeño y este año presentará una competencia muy dura en el sector de la música electrónica, y aunque no todo atacan al mismo público, en buena medida se entiende como competencia. Es así como este año entre octubre y diciembre habrá al menos cinco encuentros de alta convocatoria los que esperan totalizar cerca de 70 mil personas: Creamfields, Defqon.1, Holi Festival of Colours, SónarSound y Ultra Music son parte del menú (Mysteryland aún no ha sido confirmado por sus organizadores) 

“Todos representan una fuerte competencia, sobre todo en un mercado tan chico. Pero eso también es una buena señal, porque habla de un circuito que por primera vez se está diversificando, apostando por distintos ángulos de la electrónica, no sólo lo bailable”, teoriza Sebastián Meza, gerente general de Lotus, encargados de la edición nacional del Sónar barcelonés.

“Hoy los artistas electrónicos están al mismo nivel de popularidad que los grandes del rock y del pop. En Chile hoy el mercado es más grande, mientras crezca la torta y los promotores sean serios, está todo bien. Pero en muchas ocasiones no es el caso, porque algunos productores hacen ofertas sobrevaloradas por artistas y generan señales irreales en los agentes del mundo”, cuenta Robert Morrison fundador de Street Machine. 

Realizando la comparación entre eventos de rock frente a eventos de música electrónica se apunta que mientras que DJs como Carl Cox o Armin van Buuren cobraron U$70 mil y US$200 mil en la última versión de Ultra, respectivamente, números como Foo Fighters o Pearl Jam se empinan por el millón de dólares y más. Sumado a esto se encuentran los costos de producción de artistas y bandas de rock, los cuales cuentan con mucho más equipo técnico y humano, todo estos son elementos que favorecen la rentabilidad de los eventos de música electrónica. De igual forma, señalan las fuentes que las franquicias de música electrónica en general son menos costosas de adquirir, seguramente la excepción a la regla serán EDC o Tomorrowland.

Por otra parte, en Chile existen ciertas leyes que según la ocasión puede perjudicar algo de lo buenos de los eventos de música electrónica y es que casi todos estos eventos poseen permisos para vender alcohol -a diferencia de las citas de rock-, lo que supone una importante vía extra de ingresos. Eso sí, lo que se gana por un lado se pierde por otro: al ofrecer alcohol, estos festivales pierden los beneficios tributarios a los que se acogen los conciertos en Chile, como la exención en el pago de IVA, monto que corresponde a un 19% del valor de los boletos.

Fuente: La Tercera