El ‘Efecto Taylor’ en las cláusulas de regrabación de los contratos discográficos

image

Taylor Swift ha sacudido la industria musical al regrabar sus primeros discos como Taylor’s Version. Esta práctica no solo ha generado miles de millones de reproducciones, sino que también ha planteado cuestiones críticas sobre la propiedad de las grabaciones y la relación entre los artistas y las discográficas.

La revolución de las regrabaciones de Taylor Swift comenzó en junio de 2019 cuando anunció su intención de regrabar sus primeros seis álbumes, luego de que Scooter Braun, el inversionista de capital de riesgo y manager de Justin Bieber, adquiriera su antigua discográfica, Big Machine Music Group, lo que resultó en la pérdida de sus grabaciones originales.

Swift, en un intento por recuperar el control de su música, ha regrabado y relanzado «Taylor’s Versions» de 4 de esos 6 primero discos: ‘Fearless‘ y ‘Red‘ en 2021, ‘Speak Now‘ y ‘1989‘ en 2023. Todos consiguiendo batir récords en streaming y las listas de popularidad para la artista.

Esta acción provocó un debate sobre la propiedad de las grabaciones originales y llevó a otras discográficas a reconsiderar sus contratos con los artistas.

El Cambio en los Contratos Discográficos

Históricamente, los contratos discográficos establecían que los artistas debían esperar un período de cinco a siete años después del lanzamiento del álbum original o dos años después de la expiración del contrato antes de poder regrabar su música. Sin embargo, en la era post-Taylor Swift, los nuevos contratos están imponiendo plazos más largos, que van desde 10 hasta incluso 30 años. Este cambio ha generado preocupación entre abogados y artistas por la limitación de su libertad creativa y sus ingresos potenciales.

Josh Karp, un abogado veterano, expresó su sorpresa ante esta nueva tendencia y cuestionó por qué los artistas deberían aceptar restricciones adicionales en comparación con los acuerdos previos con las mismas discográficas. En otros casos los contratos están hablando de perpetuidad, algo nunca visto, y que ha resultado en que una cláusula casi nunca tomada en cuenta, se haya convertido en una negociación que está ahora en el centro de las conversaciones debido al ‘efecto Taylor‘.

Las Razones de las Discográficas y Artistas

Las discográficas alegan que estas restricciones son necesarias para proteger su inversión en la creación y promoción de la música de los artistas. Temen que los artistas puedan utilizar regrabaciones para competir con ellos, lo que podría afectar sus propios esfuerzos comerciales. Sin embargo, los abogados y algunos artistas consideran que esta posición es excesiva y que la mayoría de los artistas rara vez ejercen sus derechos de regrabación.

Para Taylor Swift, las regrabaciones no solo le han permitido recuperar el control de su música, sino que también han dominado las listas de éxitos y aumentado sus ingresos por streaming. Otros artistas más pequeños, como la banda Switchfoot, han optado por lanzar «Nuestra Versión» de sus álbumes originales para agradecer a sus seguidores. Incluso el trío TLC negoció una cláusula de regrabación que les permitió utilizar sus éxitos en sincronizaciones de televisión y películas después de separarse de su discográfica.

Esta tendencia ha desencadenado un debate importante en la industria musical. Está claro que no todos los artistas tienen la estatura de Taylor Swift en la industria, y muy pocos optarían por ejercer su derecho a regrabar, o tendrían los medios propios para hacerlo ni la base de fans para impulsar las ventas.

Al mismo tiempo es necesario considerar las razones que tuvo Swift para embarcarse en este proyecto; si Scott Borchetta de Big Machine hubiese sido mas cuidadoso al momento de decidir vender y a quién vender, o le hubiese permitido a su artista más exitosa comprar sus masters, quizás nada de esto hubiese sucedido.

Lo cierto es que Taylor Swift representa un antes y un después en la industria de la música y con sus regrabaciones le ha enseñado a los artistas la importancia de no ceder los derechos de su música sin educarse bien sobre cómo funciona el negocio.