Taylor Swift condena la venta de su catálogo a Scooter Braun

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El día de ayer domingo se anunciaba la venta de Big Machine Label Group, el antiguo sello de Taylor Swift y propiedad de Scott Borcheta, al empresario Scooter Braun, a través de su consorcio Ithaca Holdings.

Unas horas más tarde, Swift publicaba un sentido comunicado en su página de Tumblr, condenando esta operación y calificándole de «su peor escenario»:

«Durante años supliqué por una oportunidad de ser la dueña de mi trabajo. En cambio, me dieron la oportunidad de volver a registrarme en Big Machine Records y ‘ganarme’ un álbum a la vez, uno por cada uno nuevo que entregase. Me fui de allí porque sabía que una vez que firmara ese contrato, Scott Borchetta vendería la discográfica, vendiéndome a mí así como mi futuro. Tuve que tomar la insoportable decisión de dejar atrás mi pasado. La música que escribí en el piso de mi habitación y los videos que imaginé y pagué con el dinero que ganaba tocando en bares, luego en clubes, luego en arenas y luego en estadios.

Un dato divertido acerca de las noticias de hoy: me he enterado sobre la compra de mis masters por parte de Scooter Braun al mismo tiempo que fue anunciado al resto del mundo. Todo lo que pude pensar fue en la incesante y manipuladora intimidación que he recibido de su parte durante años».

A primeras horas del día de hoy, Scott Borchetta ha emitido un comunicado negando estas declaraciones, indicando que el padre de Swift, Scott, forma parte de la junta de accionistas de Big Machine, y que todos los accionistas fueron invitados a participar en una llamada en conferencia sobre la operación y recibieron información detallada acerca de la venta 5 días antes. Según el equipo de Swift, su padre no habría participado en la llamada para no enterarse de información delicada que, por su condición de accionista, no pudiese luego revelar a su hija. Sin embargo un representante de Scott Swift sí estuvo presente en la reunión.

Scott Borchetta también se refirió a la afirmación de Taylor de que no le fue permitido comprar sus masters: «El 100% de todos los activos de Taylor Swift se transferirían a ella inmediatamente después de firmar el nuevo acuerdo. Estábamos trabajando juntos en un nuevo tipo de acuerdo para nuestro nuevo mundo del streaming que no estaba necesariamente vinculado a los «álbumes», sino más bien una cantidad de tiempo.

Somos una compañía discográfica independiente. No tenemos decenas de miles de artistas y grabaciones. Mi oferta a Taylor, para el tamaño de nuestra empresa, fue extraordinaria. Pero también fue todo lo que pude ofrecer, ya que soy responsable de docenas de carreras de artistas y de más de 120 ejecutivos y sus familias«

A pesar de que cuando Swift rechazó continuar su contrato con Big Machine, ambas partes indicaron haber quedado en muy buenos términos, en su carta de ayer le condena expresamente:

«Este es mi peor escenario. Esto es lo que sucede cuando se firma un acuerdo a los quince años con alguien para quien el término «lealtad» es claramente solo un concepto contractual. Y cuando ese hombre dice «La música tiene valor», significa que su valor está en deuda con los hombres que no tuvieron parte en su creación.

Cuando dejé mis masters en las manos de Scott, hice las paces con el hecho de que eventualmente los vendería. Nunca en mis peores pesadillas imaginé que el comprador sería Scooter. Él sabía lo que estaba haciendo; ambos lo sabían. Controlar a una mujer que no quería estar asociada con ellos. En perpetuidad. Para siempre».

Taylor Swift finalizó su contrato con Big Machine a finales del año pasado para firmar un acuerdo con Republic Records y Universal Music Group que le permitirá ser la titular de todos los derechos de la música que se publique bajo el acuerdo.

«Afortunadamente, ahora he firmado con una discográfcia que cree que debo poseer todo lo que haya creado. Afortunadamente, dejé mi pasado en las manos de Scott, pero no mi futuro. Y con suerte, los jóvenes artistas o niños con sueños musicales leerán esto y aprenderán cómo protegerse mejor en una negociación. Te mereces poseer el arte que haces».