La manipulación de números en streaming le cuesta $300 millones a los artistas

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Hace dos meses, el fundador del sello californiano Hopeless Records, Louis Posen, notó algo extraño en las cifras de streaming de una de sus canciones. El tema estaba registrando unas 3,000 reproducciones al día, cuando de repente empezó a registrar 35,000 reproducciones en un sólo día, por tres días consecutivos.

El salto era inusual, por lo que Posen se dió a la tarea de investigar. «Cuando miramos el origen de esas reproducciones, 100% provenían de seis playlists en Spotify. Era bastante sospechoso: habían sido creadas recientemente, obtuvieron un puñado de seguidores en una semana, y ni uno más después; y todas esas reproducciones se sucedieron en un período de tres días«

Los sellos independientes tienen una preocupación creciente en cuanto a este tipo de manipulación, que desvía ingresos que podrían ir hacia artistas con integridad, hacia aquellos que están dispuestos a pagar para manipular el sistema. Según las fuentes de Posen, entre el 3% y el 4% de las reproducciones en streaming a nivel global son ilegítimas. Esto representa aproximadamente $300 millones en pérdidas potenciales que se han movido del streaming legítimo al ilegítimo.

Posen volvío a mencionar esta cifra durante un panel sobre la manipulación del streaming en el evento Indie Week, en el que le acompañaban Angel Gambino, Chief Commercial Officer para NapsterMarkus Tobiassen, periodista del medio Noruego Dagens Næringsliv, quien ha estado investigando este tipo de manipulación en TIDAL, y Bruce Houghton, director de Hypebot. Este último indicaba al público que «en streaming, el bote de ingresos es limitado. Si una parte de esto se desvía hacia fuentes ilegítimas, esto representa un problema para los independientes».

Gambino ofreció una definición de manipulación de streaming como «todo lo que no sean fans escuchando su música favorita«, pero esta práctica puede dividirse en distintos niveles.

El primero es el parecido a la payola, en el que un artista o su equipo de marketing pagan para poder entrar en ciertas redes de playlists para impulsar las reproducciones. Los editores crean una red y tienen acceso a millones de usuarios, y los artistas pagan por entrar allí.

Otro método más sofisticado de manipulación son las granjas de clicks automatizados y bots. Los bots generan reproducciones que no necesariamente provienen de usuarios reales. Pero la tecnología ha avanzado de tal manera que Posen afirma que es posible hackear las cuentas de usuarios reales y generar reproducciones desde ellas cuando no están siendo utilizadas. Incluso es posible escoger los territorios desde los cuales se quieren las reproducciones.

Un tercer método es la versión en streaming del robo de identidad. En el mes de Marzo pasado, alguien empaquetó unos tracks y demos de Rihanna en un álbum titulado Angel y lo subió a iTunes y Apple Music. Se volvió tan popular que alcanzó el número 67 en las listas, pero el dinero generado por las reproducciones no llegó al bolsillo de Rihanna o su sello, sino que fue a manos del usuario Fenty Fantasia, quien se aprovechó de la popularidad de la artista.

El resultado de todos estos métodos es el mismo: los «fake streams» desvían la atención de otros artistas que no han pagado por engordar sus números. En un modelo de repartición, están robándole a personas que obtienen reproducciones de forma legítima.

Adicionalmente, la alta competitividad de la industria de la música empuja a algunos artistas a creer que utilizar estas tácticas puede hacer la diferencia. En un mercado en el que se gana dinero gracias al número de reproducciones, es inevitable que aparezcan perversiones y manipulaciones.

Fuente: Rolling Stone