Las repercusiones de la controversia entre Beyonce y Kelis

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La decisión de Beyoncé de eliminar elementos de una pista de su nuevo álbum, «Renaissance», luego de las quejas de «robo» por parte de la cantante Kelis, está generando preguntas entre los expertos de la industria de la música sobre dónde deben los artistas poner los límites al manejar tales reclamos.

Beyoncé sorprende con su decisión: en lugar de llegar a un acuerdo con Kelis públicamente o rechazar su denuncia, actuó en silencio, sin comentarios públicos, dando la impresión de ceder ante la presión de Kelis.

“Podría abrir una lata de gusanos”, dice Brandon Stosuy, cofundador de la firma de gestión de artistas Zone 6, cuya lista incluye actos como Cassandra Jenkins y Moor Mother. «Parece que de repente todos van a tener algo de qué quejarse».

Y no solo entre músicos, y no solo por reclamos de quién escribió qué o no. Al mismo tiempo que surge la controversia con Kelis, Beyonce también fue criticada por utilizar un término («Spaz«) que resulta ofensivo para personas con cierta discapacidad motora.

Al saberse la noticia de que Beyoncé eliminaría esta palabra de la grabación, la autora y personalidad pública Mónica Lewinsky también expresó su descontento con una canción de Beyonce del 2013 que la menciona, haciendo referencia a su archiconocido romance con el ex-presidente Bill Clinton.

Stosuy agrega: «Si comienzas a consentir o cambiar cada pequeña cosa que aparece, eventualmente solo tendrás una sola línea de sintetizador».

En los créditos de “Energy”, Beyoncé reconoció originalmente la interpolación de «Milkshake» al incluir a Pharrell Williams y Chad Hugo como compositores y destacando el papel de Kelis como intérprete de la misma.

Sin embargo, debido a que Kelis nunca fue acreditada como compositora de «Milkshake», su nombre no fue incluido entre los compositores de «Energy».

La molestia de Kelis, no solo se debió a que Beyonce no le contactó para darle un aviso antes de que saliera la canción, sino que va mucho más allá de una aparente falta de cortesía.

En realidad el equipo de Beyonce hizo todo lo que debía: puesto que Kelis no es compositora de la pieza, su autorización no hacía falta para utilizarla, y su crédito como intérprete fue incluido en la metadata del track.

El problema radica en que Kelis ha estado denunciado por años a Pharrell Williams y Chad Hugo por haberle engañado al hacerle creer que los créditos de las composiciones de sus primeros dos discos serían repartidos a tres partes iguales, lo cual no fue reflejado en el contrato firmado por la artista, el cual ella asegura que firmó sin entrar en detalles, confiando en lo que sus colaboradores le habían prometido.

Desafortunadamente, este es un problema de larga data que enfrentan muchos artistas jóvenes, según Robert Clarida del bufete Reitler Kailas & Rosenblatt en New York.

La falta de poder de negociación de los artistas emergentes cuando están comenzando puede ponerlos en desventaja, lo que puede agravarse más adelante en sus carreras.

Las regalías de las composiciones musicales se calculan a través de lo que se conoce como «split sheet«. Los artistas deben documentar de inmediato quién estaba en la sala colaborando en una canción y determinar cuánto contribuyó cada persona al trabajo para garantizar que todos reciban el crédito adecuado.

El reconocimiento público del problema por parte de Beyoncé podría indicar que reconoce las denuncias de Kelis, y pone en la lupa a los productores Williams y Hugo, quienes ya se encontraban en el banquillo por las denuncias públicas de Kelis.

Sin embargo, ambos aún aparecen como compositores en el track, aún luego de eliminar la interpolación de la canción, con lo cual, si no sucede nada, simplemente el asunto se olvidará y Kelis seguirá sin recibir el crédito y el reconocimiento por no haber sabido cómo entender un contrato discográfico al comienzo de su carrera.