Sofar Sounds recibe $25 millones en medio de controversia

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Sofar Sounds acaba de anunciar que ha recibido $25 millones en una ronda inversión liderada por Battery Ventures y Union Square Ventures, esto luego de haber recibido previamente $6 millones de Octopus Ventures y Virgin Group. Para la startup originada en Londres, la meta es expandir la marca hasta convertirse en la forma de facto para que las bandas emergentes puedan tocar en vivo fuera del circuito de salas tradicional. 

Sofar Sounds fue fundada hace diez años por Rafe Offer en Londres, en respuesta a la frustración experimentada por las bandas cuando el público no paraba de hablar durante los conciertos en los pubs. Actualmente organiza 600 conciertos en casas particulares y otros sitios no convencionales al mes en 430 ciudades alrededor del mundo, y 40 de los 25,000 artistas que han participado en sus shows se han convertido en artistas nominados y ganadores de Grammys. La startup ha enriquecido a la industria al ofrecer una alternativa a los conciertos tradicionales en salas oscuras, a altas hora de la noche, que no atraen a audiencias como jóvenes profesionales o fans un poco más mayores. 

Sin embargo, la compañía siempre ha vendio arrastrando un gran problema: el pago insuficiente a los artistas. No es un secreto que para los músicos, las presentaciones en vivo son su principal fuente de ingresos cuando están empezando, sin embargo Sofar pareciera estar cementando la noción de que los músicos deberían recibir prácticamente nada por un concierto privado, aún cuando los costos para Sofar son mínimos.

Según TechCrunch, Sofar mantiene un pequeño equipo de empleados que se enfocan en reservar los espacios, contratar a los artistas y en la promoción. Sin embargo todos los voluntarios encargados de organizar el concierto no reciben ningún pago, así como tampoco reciben ningún pago los dueños de las viviendas y espacios donde se hacen los conciertos (Sofar paga únicamente el seguro). La compañía tiene como política no pagar nada a los artistas que se presentan por primera vez, ofreciéndoles en su lugar un video de su concierto en alta calidad. Cuando en ocasiones paga $100 a los artistas, esto por lo general representa una porción mínima de lo que han recaudado en taquilla.

El músico Joshua McClain ha estado denunciando esta situación desde hace un par de años y compara la operación de Sofar Sounds con otras startups como Uber: un intermediario tecnológico, con una maquinaria de marketing potente, que opera sin tapuos entre el cliente y el proveedor (en este caso entre el músico y la audiencia). En este modelo, todo tiene precedencia excepto el proveedor o músico: crecimiento, rentabilidad, accionistas, marcas y la audiencia, todo a expensas del trabajo duro de quienes realmente están produciendo el objeto de consumo, es decir, los artistas. 

Según un reportaje realizado por la publicación KQED, muchos de los músicos que han participado en Sofar se han sentido decepcionados con el pago recibido, y en muchos casos, ni siquiera sabían que Sofar es una compañía con ánimo de lucro, es decir su fin es generar ganancias mientras ayudan a perpetuar la idea de que es algo normal que a los músicos se les pague casi nada. 

Por su parte el CEO de Sofar, Jim Lucchese, ha indicado que uno de los planes con esta nueva inyección de capital será invertir más en los artistas, ayudándoles a conectar de forma más efectiva con los asistentes a shows de Sofar para convertirles en fans monetizables. Esperemos que también se incluyan planes de mejorar el pago recibido por cada show, y de tratar a los artistas como socios en lugar de ofrecerles «visibilidad» a cambio de su trabajo.