Anthropic se defiende tras el «uso justo» en demanda por letras de canciones

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El mundo de la música se encuentra en una encrucijada legal y tecnológica, donde los gigantes de la industria luchan contra el avance imparable de la inteligencia artificial. Recientemente las editoriales de música más importantes, incluyendo Universal Music, ABKCO y Concord, presentaron una demanda contra la empresa de IA Anthropic, y ahora han respondido a la oposición presentada por ésta en medio del pleito legal.

La disputa se centra en las acusaciones de que Anthropic, respaldado por Amazon y Google, entrenó a su chatbot Claude con letras de canciones protegidas por derechos de autor sin autorización, reproduciendo estas letras sin consentimiento en sus respuestas. Anthropic ha refutado vehementemente estas acusaciones, argumentando que el uso de modelos de lenguaje extensos con materiales protegidos constituye un «uso justo».

Las editoriales, por su parte, no se dan por vencidas. Han rechazado los argumentos de Anthropic, sosteniendo que incluso si las nuevas salvaguardias implementadas por la IA previenen la reproducción directa de letras protegidas, el daño ya está hecho. Afirman que el uso comercial de estas letras, aunque sea de manera transformadora, perjudica el mercado de las obras originales y amenaza las perspectivas de licenciamiento a largo plazo.

El punto de conflicto se intensifica cuando las editoriales denuncian el surgimiento de derivados y mashups líricos generados por inteligencia artificial como una amenaza para el control artístico. Sostienen que Anthropic, al tomar letras protegidas y alterarlas o combinarlas con obras de otros compositores, está socavando la intención original de los creadores y generando producciones que las editoriales nunca licenciarían.

La situación se torna aún más compleja con la mención de las recientes demandas colectivas por derechos de autor, como la de Sarah Silverman contra OpenAI. Estos casos ponen de manifiesto la creciente preocupación sobre el uso de inteligencia artificial en la creación de contenido protegido por derechos de autor y plantean interrogantes sobre el futuro de la propiedad intelectual en un mundo cada vez más automatizado.

En última instancia, lo que está en juego va más allá de una simple disputa legal entre empresas. Se trata de proteger la creatividad y el trabajo de los artistas contra una tecnología que, si bien promete avances significativos, también plantea serias amenazas para la integridad y el valor de la obra original. El desenlace de esta batalla determinará no solo el destino de los derechos de autor en la era digital, sino también el equilibrio entre la innovación tecnológica y la protección de la propiedad intelectual en la industria musical y más allá.