La prevalencia del fraude en streaming

image

Cada mes, Merlin Network, que maneja las licencias digitales para numerosos sellos y distribuidores independientes, envía a sus miembros un informe que detalla el porcentaje de reproducciones fraudulentas en Spotify generadas por sus artistas o catálogos.

En el sistema Merlin, que representa aproximadamente el 15 % del mercado mundial, el 2,5 % de las reproducciones realizadas en streaming gratuito fueron calificadas como falsas, según un par de ejecutivos de sellos independientes que vieron el último informe.

Según Billboard, Esas fuentes dijeron que, el mismo mes, el 1,2% de las reproducciones de cuentas premium de Spotify en el sistema Merlin se consideraron fraudulentas.

¿Qué son los ‘fake streams’?

Las reproducciones falsas o ‘fake streams‘ son cualquier reproducción o escucha de una canción que no involucra a un fanático del otro lado disfrutando del contenido, según una definición ofrecida por el ex director comercial de Napster, Angel Gambino, en un panel de 2019.

Las reproducciones falsas se pueden usar para aumentar el número de reproducciones, cobrar regalías de streaming de manera fraudulenta o usar el robo de identidad para robar regalías a los artistas.

¿Por qué sucede esto? En el pasado, el gran problema al que se enfrentaban los artistas emergentes era: «¿Cómo hago para que un representante de A&R de un sello escuche mi música?» o «¿Cómo pongo mi música en manos de un director de programación en una estación de radio?»

Ahora, con decenas de miles de canciones subiéndose a Spotify cada día, el filtro se ha transformado por completo. Un lanzamiento se convierte en apenas una gota dentro del océano. ¿Cómo lograr que tu música sea escuchada?

Spotify y YouTube recientemente han desarollado centros de recursos para artistas, sin embargo la realidad es que es muy difícil hacerse notar en el mercado musical actual.

Cuando un editor de playlists está buscando nueva música, una de las formas en que las canciones llaman la atención es que tengan reproducciones significativas, y es en esto que se fundamentan agencias de marketing de dudosa reputación, para vender sus servicios a artistas desesperados por resaltar del montón.

Algunos podrían preguntarse, ¿y qué tiene de malo pagar por un poco de promoción? Emplear bots para reproducir temas de un mismo artista, o incluso el mismo tema, mil o dos mil veces al día (considerando que Spotify califica una reproducción luego de 30 segundos), técnicamente no es ilegal, no perjudica a nadie, ni tiene víctimas, ¿cierto? Sin embargo, el problema tiene ciertas ramificaciones.

Los servicios de streaming pagan a los titulares de derechos de música según su porcentaje del total de reproducciones en la plataforma en un territorio específico. Cualquier participación de mercado que se redirige a manos de estafadores tiene un impacto material en todos los que comparten los ingresos de la música.

Ciertos tracks están obteniendo regalías de forma fraudulenta, lo cual reduce la tarifa de las regalías por track, y afecta a los artistas que han obtenido sus reproducciones genuinamente.

¿Se puede hacer algo para combatir el fraude?

Es una situación compleja. Cuando hablamos de ‘granjas de bots’ generando reproducciones nos imaginamos una operación oscura, con villanos de película.

En la práctica, lo que ocurre es que muchos artistas nuevos recurren a agencias de promoción para ayudar a despegar sus carreras, sin conocer realmente las prácticas que emplean.

El sistema es tan fácil de manipular, que incluso los mismos fans se han organizado para disparar los números de sus artistas favoritos, como ha sido el caso de la artista brasilera Anitta.

La batalla pública contra el fraude  ha sido liderada por la IFPI, cuya estrategia ha sido perseguir sitios que ofrecen reproducciones por dinero, presumiblemente porque es más fácil que perseguir a los perpetradores individuales, es decir, los artistas recibiendo las regalías.

Según Billboard, las regalías correspondientes a las reproducciones falsas identificadas en el reporte de Merlin mencionado al comienzo, no fueron pagadas a esos artistas.

Sin embargo existe la opinión de que las discográficas podrían hacer mucho más para combatir el problema. Algunos ejecutivos han expresado anónimamente a Billboard, que muchas veces son las grandes discográficas las que pagan a estas empresas, contratando una agencia legítima que a su vez sub contrata otra agencia quizás no tan reputable.

Otros han expresado que quizás no sería tan prevalente si no existiese la eterna presión de alcanzar cierto número de reproducciones la primera y segunda semana de los lanzamientos, lo que lleva a muchos a emplear tácticas desesperadas para mantenerse en la carrera.